El cuerpo del marinero de Bueu Rufino Portela Juncal saldrá finalmente hoy desde Madagascar. El traslado se realizará en avión pero todavía no se sabe con exactitud cuando llegará, aunque se prevé que sea a lo largo de la jornada del miércoles. En principio aterrizará en el aeropuerto de Peinador y, a continuación, se trasladará al tanatorio de Cangas, tal como confirmaron ayer los familiares.

La familia, que vive en la aldea de Meiro, recibió ayer tarde la visita de un marinero que trabajaba con Rufino Portela y que acaba de llegar de la isla africana. "Nos tranquilizó un poco y nos explicó que se cayó él mismo en la zanja, posiblemente cuando salió a hacer algo de ejercicio", explicaron las fuentes familiares. Este compañero también les entregó algunos de los efectos personales que portaba el fallecido, como su cartera -en la que estaba la documentación, tarjetas de crédito y dinero- y el teléfono móvil. Precisamente esta circunstancia es la que refuerza la hipótesis del accidente y descarta un ataque o un asalto. "Al principio puedes desconfiar algo pero al ver que no le cogieron nada y al recibir las explicaciones de los compañeros nos tranquilizamos", señalan los familiares. Por ello, también descartan la posibilidad de solicitar una segunda autopsia en cuanto el cuerpo llegue a Galicia. "Habría que pedir una orden judicial y aún tardaría", indicaron ayer. El resto de sus pertenencias-un bolso y un ordenador-llegarán en los próximos días puesto que se extraviaron durante el viaje en avión.

Según pudieron explicar los compañeros de Rufino Portela Juncal a sus familiares, el marinero salió a realizar ejercicio antes de cenar y ya no regresó al barco. Esta ausencia provocó la primera inquietud entre la tripulación, que se vio reforzada cuando más tarde se acercaron al puerto agentes de la Policía de Madagascar, que preguntaban en los barcos españoles si faltaba algún tripulante puesto que habían encontrado un cadáver. La zanja en la que cayó el marinero buenense se encontraba muy cerca del propio puerto, a una distancia aproximada de 150-200 metros. Fueron sus propios compañeros los que reconocieron el cuerpo.