Al filo de la medianoche, un chaparrón cayendo sobre la calzada, un flamante coche de alta cilindrada con un joven al volante que atraviesa la Avenida de Bueu, en el casco urbano de Cangas, a 125 kilómetros por hora, y un flash que salta para dejar testimonio de la secuencia. Son los principales ingredientes de la denuncia formulada por los agentes de la Policía Local que, durante la madrugada de ayer, realizaban un control de velocidad en varias travesías del municipio con un vehículo dotado de radar y cedido por la Dirección General de Tráfico (DGT). El dispositivo electrónico fotografió al infractor, vecino de la zona, y los policías procedieron a identificarlo en su domicilio y a realizarle el control de alcoholemia -que resultó negativo-, así como a tramitar la denuncia por un presunto delito contra la seguridad en el tráfico.

Se trata de la mayor velocidad detectada hasta ahora por los radares en el entorno urbano de Cangas y tampoco se tiene constancia de otros casos registrados en la comarca por el cinemómetro de Tráfico, a pesar de que existe el convencimiento general de que este tipo de actuaciones es relativamente frecuente. En vía administrativa, la sanción para este tipo de infracciones es de 520 euros y la retirada de seis puntos del carné. Pero en este caso se abre también la vía penal, pues la velocidad detectada duplica con creces la máxima permitida. El Código Penal establece que "el que condujere un vehículo de motor [...] a velocidad superior en sesenta kilómetros por hora en vía urbana [...] a la permitida, será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o a la de multa de seis a doce meses y trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a motor [...] por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.