El servicio de Cardiología del Área Sanitaria de Santiago de Compostela ha puesto en marcha una unidad de enfermedad cardiovascular centrada en las peculiaridades y la incidencia de estas patologías en las mujeres. Fue presentada ayer en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) por su coordinadora, Milagros Pedreira; el jefe del servicio, José Ramón González-Juanatey; y la gerente del área sanitaria compostelana, Eloína Núñez.

En España mueren al año 9.000 mujeres más que hombres por enfermedad cardiovascular, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cardiopatía isquémica y el ictus son los principales responsables de las muertes por enfermedad cardiovascular en la mujer, manifiesta la facultativa. En los últimos años crecen las tasas de infarto de mujeres jóvenes, de 35 a 45 años, mientras que en los hombres de la misma edad disminuyen. En las mujeres, además, se da una mayor mortalidad en la fase aguda del infarto, mayor número de complicaciones en su evolución y durante el intervencionismo coronario e incluso en la cirugía de revascularización.

A pesar de esta situación, indica Milagros Pedreira, "la visión de la población general sigue siendo que la patología cardiovascular es una enfermedad masculina", por lo que se requiere "un cambio de actitud frente a este grave problema sanitario". "Hay múltiples razones que explican la necesidad de una unidad específica de patología cardiovascular en la mujer", señala la experta, que apunta diferencias desde el punto de vista fisiopatológico, en las manifestaciones clínicas, en la utilidad de diferentes métodos diagnósticos o en la estrategia terapéutica.

En el ámbito epidemiológico, la enfermedad en la mujer se desarrolla más tarde, lo que provoca una "mayor pérdida de calidad de vida". Hay factores de riesgo específicos, relacionados con el género, como la hipertensión de embarazo, la diabetes gestacional, la disfunción hormonal premenopausia, el síndrome ovárico poliquístico o la menopausia.

El registro de pacientes con infarto agudo del CHUS refleja un mayor atraso en la atención en mujeres que en hombres, lo que hace necesarios mecanismos que "permitan superar esa desventaja de género", poniendo énfasis en una especial sensibilización tanto por parte de los profesionales como de las propias mujeres. En el registro IAMEST -infarto con elevación del ST, el tipo más grave-, la gerencia registra 1.499 personas sometidas a angioplastia primaria, de las que el 24% fueron mujeres.

La media de edad en mujeres fue de 65 años y sus principales factores de riesgo cardiovascular fueron la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la hiperlipidemia o el tabaco. Comparado con los hombres, ellas eran mayores y tenían una mayor prevalencia tanto de hipertensión como de diabetes. Además, transcurrió mayor tiempo desde el primer contacto médico hasta recibir el tratamiento de reperfusión en el hospital: 121 minutos de media, frente a 92 en el caso de los hombres. Las féminas con mejores tiempos tuvieron menor mortalidad por todas las causas y menos eventos adversos graves, como repetición del infarto o insuficiencia cardíaca, en los 2,36 años posteriores al infarto.

Los sanitarios detectan también una demora en la solicitud de atención médica, aunque no está cuantificada de forma objetiva. "No identifican tan bien el síndrome coronario agudo porque los síntomas a veces no son los típicos", aclara Pedreira. "La sintomatología puede variar en la mujer, lo que condiciona la percepción de la paciente o del médico, que no identifica con tanta facilidad los síntomas", apunta la responsable de la unidad, que apuesta por la formación de profesionales y la información al paciente.