La parroquia lalinense de Vilatuxe celebró por todo lo alto la octava Festa dos Carballiños que, a diferencia del sol de justicia de varias ediciones precedentes, no tuvo en la climatología su mejor aliado. Pero el entusiasmo y empeño que pone la organización en esta cita que evoca la feria que se celebró en los años 60 y 70 del siglo pasado en este lugar contagia a los visitantes que cada mes de mayo no fallan a esta celebración etnográfica.

A diferencia de otros años, en los que todas las actividades se concentraban en la carretera que cruza el lugar, en medio de las decenas de puestos de venta y atracciones, la previsión de mal tiempo provocó que se habilitase una carpa en medio de robles centenarios para que el público pudiese seguir las escenificaciones que realizan los propios vecinos. Entre trajes de época y la música de la banda de música local o la de Os Trasnos de Doade llegaban a Os Carballiños los buses históricos y otros vehículos para arrancar una feria en la que no faltó una trata de ganado de cuando las vacas costaban 35.000 pesetas o 100 una cabra. El presidente del colectivo vecinal, Gerardo López Cobas, ejerció de maestro de ceremonias, con el trompetista Pepe Chiné amenizando los entreactos de espectáculos como O Cego dos Monifates de Anxo García o Fran Lareu. Tampoco faltaron las historias de Celso Fernández Sanmartín o las funciones de Barriga Verde.

En la recreación estelar de Os Carballiños es imprescindible la pólvora o los episodios dramáticos de bandidos o de cuando las disputas se resolvían a tiros o con una navaja en la mano. La omnipresente Benemérita fue la encargada, este año, de detener al demonio que escondido en los árboles descendía para matar a varios vecinos. El presentador indicó que el hilo argumental se inspiró en un personaje de la obra de Camilo José Cela La Cruz de San Andrés. Concheiro, el demonio, más temido que los lobos y más escurridizo que los malhechores también moró por Vilatuxe.