La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha dejado visto para sentencia el juicio celebrado este jueves contra un hombre acusado de un delito de abusos sexuales con acceso carnal a una amiga borracha, hechos que ha negado en sede judicial tras haberle pedido perdón por el "calentón" en un Whatsapp.

La Fiscalía elevó a definitiva su petición inicial de pena de seis años de cárcel y otros seis años de libertad vigilada para el procesado, que es vecino de A Estrada. El acusado se declaró inocente y su defensa ha solicitado la libre absolución.

Durante la vista oral la mujer declaró oculta detrás de un biombo y relató que en la noche del jueves 25 de agosto de 2016 había salido de fiesta con tres amigos, entre los que se encontraba el acusado. Tras tomar varias bebidas alcohólicas, comenzó a sentirse indispuesta, hasta el punto de perder el conocimiento, por lo que sus amigos la llevaron hasta su casa completamente ebria y la dejaron en la cama.

Según su versión de los hechos, sobre las cinco o las seis de la madrugada, el acusado regresó a su domicilio y en ese estado de embriaguez semiinconsciente dijo recordar "flashes" en los que él la estaba agrediendo sexualmente con acceso carnal.

Sin embargo, el procesado negó que la hubiese violado y aseguró que tampoco hubo tocamientos. Según su relato, entiende que ella le ha denunciado porque quiere "algo" con él o incluso obtener un beneficio económico, un extremo que la acusación particular calificó de "vergüenza", ya que la mujer rechazó un ofrecimiento del acusado para que retirase la denuncia a cambio de una cantidad de dinero superior a la indemnización que se solicita en este juicio.

La defensa señaló que la mujer acudió a la casa del acusado dos días después a tomar un café con sus amigos y varias semanas más tarde fue a su fiesta de cumpleaños.

Durante el juicio se presentaron como prueba varios mensajes de Whatsapp que ambos se intercambiaron, en uno de los cuales él le pedía perdón por el "calentón" que había tenido.

Forenses

El tribunal también escuchó las declaraciones de forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia y del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) que relataron que, como consecuencia de estos hechos, la mujer requirió atención psicológica y tratamiento psiquiátrico, con ansiolíticos y antidepresivos.

Como secuelas psicológicas, permanece sintomatología propia de un trastorno de estrés postraumático, con una relevante ansiedad, la presencia de un síndrome afectivo grave, y depresión mayor, han indicado.

Los psicólogos forenses advierten un fuerte sentimiento de estigmatización que puede provocar un gran aislamiento y restricción social; así como la presencia de sentimientos de ira, rabia, frustración y desamparo relacionados con los hechos.

Además de una condena de pena de seis años, la Fiscalía también solicita que se prohíba al acusado aproximarse a menos de 100 metros de la mujer, de su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro frecuentado por ella, así como prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio, durante un tiempo superior en dos años a la pena de prisión que se acuerde.

En concepto de responsabilidad civil el Ministerio Público estima que el acusado debe de abonar a la víctima 50.000 euros por los daños morales y secuelas psicológicas.