Desde siempre el hombre ha soñado con volar. Despegar los pies del suelo y ver el mundo con los ojos de un pájaro. Muchos y diferentes avances le han permitido rozar este sueño con la punta de los dedos. Uno de los más recientes son los drones, capaces de conquistar el cielo al mandado de quien continúa en tierra firme. Las oportunidades que ofrecen son amplísimas en un terreno que todavía comienza a explorarse. Un grupo de jóvenes estradenses se aventuró a apostar por lo que creen "un sector con muchísimo potencial" y fundaron la empresa Worldrone. Su lema: el cielo es el límite.

Los drones llegaron hace unos años y su imagen todavía se sitúa para muchos a medio camino entre el juguete y el equipo profesional. Esta firma estradense quiere realizar su propia contribución a despejar las muchas incógnitas y el desconocimiento que rodea a estos vuelos. Para ello creen imprescindible abogar por la formación y por procurar que quienes quieren acercarse a este mundo conozcan la legislación existente en la materia. Un principio básico: no todo el mundo puede volar un dron y no está permitido que este sobrevuele alegremente edificios ni personas. A partir de ahí son muchas las cosas a tener en cuenta, todas ellas recogidas en cursos como los que este fin de semana promovió Worldrone en el Recreo Cultural. Hasta la fecha la empresa facilitó la formación de una veintena de pilotos con cursos certificados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Como operadora autorizada por esta agencia para la realización de todo tipo de trabajos aéreos, esta empresa de A Estrada -es la primera del municipio específicamente centrada en el mundo del dron- ofrece servicios que responden a otra de sus máximas: "no trabaje más sino mejor".

El primer nicho de mercado para trabajar con estos equipos llega de la mano del audiovisual. Fotografía social -bodas, bautizos, comuniones, reuniones familiares-, spots publicitarios, eventos deportivos y promocionales o producciones cinematográficas son las aplicaciones que uno puede imaginar de inicio cuando se piensa en cómo trabajar viendo el mundo con los ojos de un ave. Sin embargo, las aplicaciones que le han encontrado estos estradenses invitan a no ser corto de miras.

Worldrone cuenta con seis drones profesionales equipados con cámaras térmicas y multiespectrales. Ello les permite ofertar servicios como los ligados a una agricultura de precisión. Con un vuelo estos equipos puede detectar estrés hidríco en cultivos -lo que permite una mayor eficiencia en el uso del agua-, plagas y enfermedades o hasta detectar el punto de maduración de una cosecha. Con ello pueden generar mapas de calidad del cultivo, estableciendo qué zonas pueden estar más atrasadas o cuáles están avanzadas. Toda esa información permite aplicar el tratamiento oportuno, optimizando costes y tiempo.

Otro ámbito de la actividad de estos emprendedores locales tiene una relación directa con la topografía, la cartografía o la arquitectura. Y aquí el potencial se sale del plano. En sentido literal. Según explica Manuel González, uno de los socios fundadores de la firma, un vuelo puede ofrecer 5.000 fotos, por ejemplo de un edificio determinado. A partir de ahí es posible generar un mapeado en tres dimensiones que incrementa la resolución a medida que se amplía la imagen, ofreciendo cada vez más detalle. La herramienta tiene una aplicación de gran interés para el sector inmobiliario o el turístico, permitiendo, por ejemplo, situarse prácticamente en un edificio que se propone visitar o que figura a la venta. En la práctica, permitiría situar a un potencial cliente o visitante en lugar pretendido sin necesidad de que se mueva del sofá.

Cuando se contempla el mundo desde las alturas, también se posible realizar un seguimiento del avance de obras en infraestructuras o construcciones, además de tener fácilmente bajo control instalaciones de índole diversa, por ejemplo en el ámbito de la energía y la minería. Worldrone ofrece asimismo sus servicios a aseguradoras y asesorías jurídicas, jugando la baza de la precisión.

Salida laboral

Los socios -tres de ellos hermanos- de esta empresa de A Estrada están vinculados a otros ámbitos profesionales. Sin embargo, decidieron combinar afición y espíritu emprendedor para explorar la que entienden que puede ser una fantástica salida laboral. Quien quiera apostar por ella tiene que hacer de la formación el primer pilar. Sacarse el título de piloto es imprescindible. Este debe acompañarse del de radiofonista, un certificado que la legislación exige para poder operar en zonas con espacio aéreo controlado, lo que hace esta titulación imprescindible para volar en las grandes ciudades. Es por ello que Worldrone decidió ofertar también esta formación en el curso que se impartió este fin de semana, con clases teórico-prácticas en una zona tranquila para levantar el vuelo.El futuro está en el aire.