Mientras los trabajadores sanitarios tienen que continuar trabajando en estas condiciones, y lo que es peor, los pacientes tienen que ser atendidos entre filtraciones de agua y salas de espera a rebosar, todavía queda lejos ese futuro Centro Integral que vino a presentar el conselleiro de Sanidade. Hay que recordar que este nuevo complejo no contará con la dotación de TAC, pero dispondrá de un servicio de Hospitalización a Domicilio (HADO), que arrancará con un equipo de un médico y dos enfermeras, que puede ir incrementándose en función de la demanda. El propio paciente decidirá si continúa ingresado o si es atendido en su casa, y se abre a personas con patologías agudas estables, pacientes crónicos reagudizados o en situación paliativa avanzada y completa. El HADO comenzará a funcionar ya en el último trimestre de este año en el actual ambulatorio.

En 2019 arrancaría el servicio de hemodiálisis, que se licita a una empresa y se ofrecería en un bajo o en un edificio hasta contar con el nuevo centro de Alto de Vales. Esta prestación permitirá que los pacientes dejen de acudir tres veces por semana a Santiago, incluirá además una sala para técnicas de cirugía menor (el año pasado se hicieron 30 intervenciones en el centro de salud de Lalín); un programa de rehabilitación, con especial atención a mujeres de más de 40 años o en la etapa de pre-menopausia.