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Más posibilidades para técnicos y restauración

La recesión económica no solo motivó la fuga de los trabajadores más jóvenes fuera de las fronteras españolas. A nivel local, el cierre de empresas o los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) para readaptar éstas al nuevo escenario económico motivaron que vecinos de las comarcas buscasen su reinserción laboral en villas y ciudades más o menos cercanas. Pero también hay casos en los que esta población activa decide, además, cambiar su residencia, conque a la merma de puestos de trabajo se suma la del padrón.

Días atrás, el IGE difundió los datos sobre autocontención laboral referentes al año 2016. Este concepto mide la capacidad que tiene un territorio para fijar laboralmente a su población, es decir, para que además de residir en él, tenga aquí también su empleo. Si uno trabaja cerca de donde vive, realizará menos desplazamientos largos, contaminará menos y tendrá una mayor calidad de vida. La cifra que se obtiene sale de relacionar los trabajadores que están empleados en ese municipio en el que residen con el total de trabajadores que viven también en ese concello, pero que pueden o no trabajar en él. Los datos se apoyan en las afiliaciones a la Seguridad Social en base al municipio de residencia del afiliado.

En 2016 la recesión daba sus últimos coletazos. En Galicia, esa autocontención laboral en dicho ejercicio es del 43,5%, por debajo de los 46,6% que se daban en 2011. Este descenso es generalizado en los nueve municipios de las comarcas, con la única salvedad de Dozón y Forcarei. Dozón en 2011 tenía una autocontención del 32%, que en 2016 pasa a 33,1%. Sube esa capacidad de fijar la población porque Dozón vive, en la práctica, de explotaciones ganaderas de carácter familiar, y cuenta con algunas industrias que emplean ya a buena parte de los residentes. Son industrias vinculadas, también, al sector agroganadero, con lo que la crisis ni siquiera las rozó como ocurrió con el textil y la edificación de Lalín, por ejemplo. Forcarei apenas sube, pero lo hace: pasa de 35,8 a 36, y su contexto económico es similar al de Dozón: una red industrial con muy poco peso. Puede haber otra lectura: los vecinos han perdido su empleo e intentar recomenzar en su concello de origen.

Visto esto, es lógico que las dos cabeceras de las comarcas sean las que muestran una mayor caída de su autocontención laboral: la debacle de la construcción forzó ese cierre y migración de empresas, que en el caso del textil acabó devorándolas. Así es que la autocontención laboral de Lalín se desplomó en más de cuatro puntos: en 2011, en plena crisis, se mantenía en 56,8,%, es decir, más de la mita de su población activa trabajaba también en tierras lalinenses, pero un lustro después había caído al 52,2%. La caída de A Estrada es menos notable, pero igual de preocupante: pasa en cinco años de una autocontención de 41,6% a 37,3%. En el podio de esta lista el tercer puesto es para Silleda, el tercer municipio de la zona con mayor red económica, empresarial y comercial, y con una caída también superior los cuatro puntos: del 46 a 41,9%.

Pese a tener la mitad de población que Vila de Cruces, Rodeiro la supera en autocontención laboral: muestra en 2011 un índice de 43,6% que, eso sí, tampoco pudo librarse de los efectos de la crisis económica, puesto que en 2016 cayó a los 40,1 puntos. Las cifras cruceñas también siguen la tónica general y descienden, del 32,5 a 29,3%. Y, para zanjar las cifras dezanas, queda Agolada: su índice es el menor de la comarca, y con diferencia: del 27,9%. Eso sí, en un lustro apenas baja, ya que se queda en 27,5.

Y, por último, Cerdedo-Cotobade. En 2011 estos dos municipios tenían una autocontención de 17 y 13,8% respectivamente. En ambos casos es patente que sus vecinos se ven obligados a trabajar en municipios aledaños. La situación empeoró en 2016: el concello ya fusionado tiene un nivel del 12,2%.

Polos de atracción

Hay otro índice, el de autosuficiencia en empleo, que mide hasta qué punto un municipio resulta un polo de atracción para vecinos foráneos al ofrecerles servicios y puestos de empleo. Los tres municipios más grandes de las comarcas han perdido fuelle, pero siguen siendo un reclamo: Lalín pasa del 93, 9 al 90,8%; A Estrada, del 73,4 al 71,2; y Silleda, del 100,5 al 93. Los seis concellos restantes suben ese efecto imán: Rodeiro pasa del 89,5 al 95,2%; Dozón, del 80,2 al 82,4; Vila de Cruces escala del 74,3 al 77,1% y Agolada, del 69,9 al 70,4. En Terra de Montes, Forcarei gana dos puntos para colocarse en el 82,4% de autosuficiencia de empleo, mientras que Cerdedo-Cotobade en 2016 marca un porcentaje del 58,6%, superior al 57,6 y al 51,1 que tenían, por separado, en 2011.

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