La actual Banda de Música de la Escuela Naval Militar fue creada en 1940, cuando el centro estaba en San Fernando (Cádiz), siendo posteriormente trasladada a Marín en 1943. Está formada por 44 componentes, y su misión es atender las necesidades marcadas por el régimen interior de la escuela, y también realiza actuaciones fuera de ella con un amplio repertorio que abarca desde la música militar y popular a la sinfónica. Su actual director es Francisco García Hurtado. El cruceño de Merza, José Manuel Collazo Verde, toca el clarinete en esta formación musical.

-¿Cómo acaba un dezano en la Banda de la Escuela Naval?

-En principio, mi ilusión fue cursar estudios de clarinete y el objetivo era hacer la carrera superior de este instrumento. Una vez que estaba a punto de terminar esos estudios, fue cuando apareció la ocasión profesional de dedicarme a la música como instrumentista, y barajé varios opciones, como bandas municipales o el Ministerio de Defensa. Por circunstancias de la vida se anticiparon las oposiciones de Defensa, me presenté y aprobé. Una vez que tuve la plaza en propiedad, tenía mucha ilusión en hacer la carrera de Composición gracias al empuje de un profesor que tenía, y me metí en la aventura compaginándolo con el trabajo. Hoy, por fin, tengo acabados ambos estudios.

-¿Desde cuándo forma parte de la banda de la escuela marinense?

-Estuve en dos etapas, en la primera entré en 1985. Después tuve que dejarlo para ser director de la Banda de Agolada, que fueron cuatro años. En el 94 aprobé las oposiciones en Madrid, y entonces ya regresé a Marín al año siguiente.

-¿Por qué se decidió por una banda militar y no por una civil?

-Porque, efectivamente en aquel momento, las salidas que teníamos no estaban focalizadas en la educación como están hoy. Ahora hay mucha gente que trabaja en conservatorios o en Secundaria. Entonces, y más siendo un chaval de Merza, lo que buscabas era formarte como instrumentista, y esa oportunidad te la daban tanto las bandas municipales como las militares como educando. Tú ingresabas como educando, y la formación estaba a cargo de profesionales, el nivel de las agrupaciones era superior al que teníamos en aquel momento en Merza, por ejemplo, y eso hoy ha cambiado bastante porque en cualquier banda popular hay mucho nivel. Antes te preguntabas dónde podías tener tu oportunidad, y opté por la banda de la escuela porque el director que teníamos entonces en la Artística de Merza, Vicente Paniagua, también era el subdirector de la Banda de la Escuela Naval. Él se preocupó en buscarnos profesores aquí, suboficiales, para darnos clases de cada instrumento a los que allá destacábamos un poquito. Eso fue un salto cualitativo importante porque supuso la especialización instrumental.

-¿Es cierto que la banda cada vez más se abre a la sociedad civil?

-Nuestra función aquí se centra en todos los actos castrenses, pero sí es verdad que se están ofreciendo un montón de conciertos didácticos y de carácter social. La gente está encantada con esa labor de la banda, y nosotros creemos que es algo muy importante. Siempre es gratificante ofrecer conciertos en distintas partes de Galicia e incluso en otras partes de España.

-¿La evolución de las Fuerzas Armadas también tiene su reflejo en la agrupación musical naval?

-Esa evolución era totalmente necesaria. Ahora está aquí la Universidade de Vigo y la enseñanza ha cambiado muchísimo. Si la banda está al servicio de la Escuela Naval tiene que cambiar con ella. Evidentemente, tocamos marchas tan vinculadas a la Armada como "Ganando barlovento" o "Mares y vientos", pero después tienes que adaptarte a otro tipo de actuaciones, conciertos o actos conmemorativos, incluso en instrumentalización.

-¿A la gente le gusta la música militar fuera del recinto escolar?

-Sin duda. Hay un público muy agradecido. Si haces una actuación como a veces lo hacemos en Pontevedra, en A Coruña o en Vigo, la verdad es que nos sorprende la cantidad de gente a la que le gusta ese repertorio. Al final, terminas tocando marchas militares o la "Salve marinera" y la gente se emociona un montón, aunque metamos algunas overturas en esas citas.