Los fieles de San Benito de Pardesoa tuvieron que elegir ayer entre dejarse convencer por el frío o acudir puntuales a su cita con la primera romería anual de esta parroquia forcaricense en honor al que sus legiones de devotos consideran el "santo más milagroso". Y, aunque la celebración acusó el intenso frío al recibir la visita de un menor número de incondicionales del santo según explicó el párroco Saúl Retamozzo, lo cierto es que el goteo de feligreses fue incesante a lo largo de toda la mañana.

La primera misa se celebró a las 10.00 y las demás matutinas, cada media hora, hasta la de las 12.00, que fue la más concurrida. Como marca la tradición, los fieles no solo acudieron al templo a escuchar una misa, tocar al santo con un pañuelo, hacerle ofrendas en metálico o en figuras de cera y besar la reliquia del santo al final de la celebración sino que, además, entraron en el antiguo teleclub para encender velones en honor del santo o a modo de petición de alguna gracia que esperan recibir, tomar aceite de oliva del santo para tratar de sanar sus dolencias de piel o solicitar la tradicional imposición de la imagen del santo, que lleva aparejada la cantinela "Santo Benito te favoreza e te libre de males extraños". También en ese local, la comisión de fiestas aprovechaba para tentar a los devotos con merchandising del santo, a fin de recaudar fondos con los que organizar la fiesta de la segunda romería del año, el 11 de julio. Retamozzo elogió su labor. Ayer, los fieles echaron de menos al que fuera cura de la zona durante 50 años, José Pérez Bértolo, aquejado de un fuerte dolor de garganta que le impidió asistir. El párroco de Beariz ocupó su lugar.