El Auditorio Valero Guzmán de Merza, en Vila de Cruces, será escenario el próximo lunes del concierto denominado "Resoando no pasado" a cargo del musicólogo sarriano Abraham Cupeiro. Se trata de una actuación de marcado carácter pedagógico dentro del Curso de Música de Merza organizado la Banda Artística de la localidad.
-¿Cómo surge en usted el gusto por la música ancestral?
-Digamos que el karnix, y todos estos instrumentos con los que estoy tocando en estos momentos, son el colofón a muchos años de investigación como musicólogo. Yo aprendí música en una banda de música, valga la redundancia, y también hay que tener en cuenta que en nuestro país estamos rodeados de mucha tradición y de incluso músicas milenarias o de la Edad Media, y todo eso junto fue un caldo de cultivo que junto a mi inquietud hizo que me interesase por estos instrumentos tan antiguos e interesantes.
-¿Son limitados esos instrumentos a la hora interpretar?
-En absoluto. Algunas veces, los defectos de los instrumentos, que en este caso sí lo tienen, también son sus grandes virtudes. Yo siempre pongo como ejemplo que puedo ir desde Lugo a A Coruña en hora y media en coche. En un carro de caballos tardaría mucho más, pero seguro que sería más bonito, ¿verdad? Creo que no hay que ver estos instrumentos con la misma óptica de un instrumento moderno. De hecho, el sonido de estos instrumentos ancestrales, aunque tengan menos recursos que los modernos, es un sonido menos estresado. El estrés y nuestra manera de actuar también se ve en la organología de los instrumentos actuales, que son mucho más perfectos pero al mismo tiempo también más estridentes.
-¿Dónde se consiguen instrumentos musicales con tantos miles de años de historia?
-Por ejemplo, el karnyx es un instrumento que se sabía de su existencia por escrito o monedas, pero es que hasta el 2006 no aparece el primero entero. Se puede decir que prácticamente eso pasó ayer, y eso fue el fruto de unas pesquisas que hice con arqueólogos de Francia. También nosotros tenemos un instrumento original encontrado en el monte por un vecino de Sarria que se llama Carlos Tallón, que es una corna y es un instrumento que se tocó en Galicia hasta los años 30 o 40 del siglo XX, y que se perdió esa tradición. Incluso los tengo encontrado en bares. Siempre hay que estar con la antena puesta, y los que no podemos encontrar pues los reconstruimos.
-¿Fue difícil adaptar su sonido a un trabajo como "Os Sons Esquecidos" junto a una orquesta?
-La verdad es que fue todo un reto poder llevar estos sonidos primarios y ancestrales con instrumentos, como te decía antes, tan perfeccionados. Se trataba de fusionar el mundo de lo perfecto con la imperfección y crear una fusión que tuviera las dos partes del ser humano: La búsqueda de meter algo perfecto con lo imperfecto que somos nosotros en el fondo. La prueba de que se puede hacer sin problemas es ese nuevo disco.
-¿Dónde radica la dificultad técnica en este tipo de piezas?
-Lo más complicado es crear un discurso sonoro no adaptado a nuestros tiempos, pero sí que sea propio. Mi idea no es tanto perseguir cómo sonaban hace 2.000 años, y sí poder a través de ese instrumento poder crear un discurso nuevo. Los primeros días es inevitable que salgan cosas muy obvias, pero tienes que buscar en esas imperfecciones para encontrar una nueva manera, un nuevo camino, una nueva luz que te permita crear un discurso nuevo y atractivo para el oyente actual. Quedan muchísimos instrumentos todavía por encontrar y, sobre todo, reivindicar.
