Hace apenas un año que Rodeiro incorporó un nuevo sendero a su oferta lúdico-turística, que vino a sumarse al homologado de la ascensión a la cumbre de O Faro. Con salida y llegada en la capital municipal, la Ruta dos Muíños e dos Pazos brinda al caminante cerca de quince kilómetros de belleza natural jalonada de elementos patrimoniales, entre los que, además de los que le dan nombre, están la Tulla de Fafián o la villa romana de Porta de Arcos. Sin embargo, apenas un año después de su puesta en valor, presenta tramos plagados de obstáculos que obligan a tomar desvíos o, en el caso de los más intrépidos, se convierten en una aventura no exenta de riesgos añadidos.
Las principales dificultades tienen que ver con los efectos de la invernía, caso de un árbol caído en mitad del sendero junto al molino de O Butixo, pasos fluviales anegados por la crecida del río Rodeiro -hilo conductor de gran parte del recorrido- o caminos inundados o convertidos en lodazales. Estos elementos exigen una actuación por parte del Concello para mantener en condiciones una vía que, por lo demás, goza de enorme atractivo para la práctica del senderismo e incluso para los aficionados al ciclismo todo terreno.
La Tulla de Fafián clama una actuación urgente para frenar su deterioro e impedir que acabe por colapsar. Y del campamento romano nada se aprecia, pues está tomado por la maleza. Su puesta en valor se incluía -junto a la de otros 17 castros de la provincia, caso de los de Toiriz y Copa do Castro (Silleda) y Castriño de Bendoiro (Lalín)- en un convenio firmado en 2015 entre la Diputación y el Ministerio de Fomento. El proyecto -del que nada se ha vuelto a saber- contemplaba la excavación de seis de las fortificaciones y la limpieza en otras doce por parte de la entidad provincial, mientras que el departamento estatal era el encargado de la musealización, consolidación, restauración, accesibilidad y señalización de los mismos.
