Desde que surge la idea de una nueva dotación municipal hasta que se consigue pueden pasar años. El proyecto se gesta, se somete a un largo trámite administrativo y después a varios meses de obras. Por el camino quedan muchos quebraderos de cabeza y una siempre importante inversión pública. Un buen día llega el momento en que se corta -aunque sea de forma simbólica- una cinta inaugural y el ciclo vuelve a empezar. Se disfruta del recién estrenado espacio con la mente puesta ya en cómo hacer frente a la necesidad siguiente. Y, como el tiempo vuela, no tarda demasiado en llegar el instante en que aquella peleada infraestructura estrenada a bombo y platillo se quede ya pequeña, obsoleta o sufre demasiados achaques. ¿Qué hacer con ella? Pues generalmente no le queda más remedio que cumplir el consejo: renovarse o morir.

A Estrada reúne ejemplos de edificaciones con utilidad pública que tomaron un camino o el otro en esta encrucijada, si bien es cierto que el municipio apuesta en mayor medida por las segundas oportunidades. Un paseo por el casco urbano o un repaso a las dotaciones municipales -en términos de construcciones que albergan servicios públicos- permite enumerar varios ejemplos de edificios que encontraron un día una nueva vida, tras haber sido liberados de las funciones que originariamente se les encomendaron.

Muy cerca del consistorio se fundó hace unos años la Casa das Letras, a partir de un histórico Edificio José Antonio que durante décadas albergó las aulas de Infantil del colegio Pérez Viondi. Ahora en esta estancias no se imparte clase pero sí reciben cada día a alumnos, los mismos que acuden a estudiar en la biblioteca municipal.

Y precisamente esta llegó a la Casa das Letras procedente de un inmueble que también sabe mucho de segundas -y hasta terceras- oportunidades. La actual Casa da Música fue no hace tanto Edificio de Usos Múltiples, en el que tenían su espacio la biblioteca, la sede de Protección Civil, la radio municipal o la Cidade Dixital. Antes de convertirse en espacio multifuncional, este edificio fue un instituto por el que pasaron varias generaciones de estradenses.

A poca distancia de este inmueble se encuentra el Museo do Pobo Estradense que lleva el nombre de Manuel Reimóndez Portela. Antes de convertirse en espacio para atesorar un fondo que habla de la historia de estas tierras, de sus gentes y costumbres, el recinto fue matadero municipal.

Otro ejemplo aflora en Toedo. El antiguo Centro Comarcal de Tabeirós-Terra de Montes es hoy sede del servicio municipal de Emerxencias, que encontró en estas instalaciones los metros que precisaba en sus reducidas dependencias previas, en el antiguo Edificio de Usos Múltiples.

Los ejemplos de que para los edificios existen las segundas oportunidades llegan también al terreno deportivo. El antiguo frontón municipal de A Estrada se convirtió en su día en pabellón deportivo y desde hace pocos meses en el nuevo centro de pádel de la capital de Tabeirós.

En los bajos infrautilizados de la estación de autobuses de la villa encontró su espacio el Centro Juvenil La Estación, ofreciendo un uso totalmente distinto y en constante crecimiento a este recinto.

La anterior Praza de Abastos se transformó en el actual Novo Mercado. Es este un ejemplo de renovación, en la medida en que el uso público como mercado municipal se combina con un marcado acento social. En este edificio encuentran y encontrarán su sede servicios como el centro de atención a personas con alzheimer, el próximo centro de día y el Espazo Estrada Concilia.

En la otra cara de la moneda lucen - o deslucen- edificios que algún día fueron sede de un importante servicio y que, en cuanto cerraron sus puertas, nunca más volvieron a abrirlas. Es el caso del antiguo edificio del INEM, que languidece al pie de la avenida Benito Vigo, o la otrora Casa do Pobo, hoy una ruina.

También hay espacio para la incógnita. Ejemplo de ello es el actual centro de salud. Hoy en día el edificio rebosa actividad. Sin embargo, su relevo está cerca. Las nuevas infraestructuras sanitarias que se proyectan en A Baiuca -en estos momentos se espera que la Xunta adjudique el proyecto constructivo- hacen que uno se plantee qué sucederá cuando las consultas abandonen la avenida de Santiago. En este sentido ya surgieron voces que apuntan a nuevos usos, como un centro de día, mientras que otras temen que el fin de esta era coincida con la colocación de un candado del que se olvida la llave.

En la confluencia de los ríos Ulla y Vea, surge la muestra de que algunos edificios ni siquiera gozan de una primera oportunidad. El centro ictiogénico del Ulla se ha hecho viejo sin siquiera estrenarse. En este caso parece que nadie quiso cortar su cinta.