Su referente en el mundo de la tecnología es Jude Milhon por haber "cerrado muchas bocas demostrando que internet no es una red masculina". Actualmente trabaja desde hace más de un año en Gradiant, el Centro de Tecnológico de Telecomunicaciones de Galicia sito en el campus vigués, como investigadora y desarrolladora en Comunicaciones Avanzadas, concretamente en la inteligencia de señal. Se llama Paula Taboada Troitiño y está encantada con la libertad que disfruta para desarrollar su labor.

-¿Qué fue lo que le atrajo de una rama de la ingeniería como la de telecomunicaciones?

-La verdad es que de pequeña lo que quería ser era arqueóloga porque me gustaba mucho ese mundo, sobre todo lo relacionado con el antiguo Egipto y todo eso. Recuerdo que veía muchos documentales y series relacionados con la arqueología. Yo siempre fui una persona muy curiosa. Necesito saber el porqué de las cosas, y además crecí en la generación que asistió en primera persona al cambio que supuso la llegada de internet y de los teléfonos móviles, por ejemplo. Fueron unos años en los que hubo una evolución muy grande, y yo quería saber qué pasaba con todo eso. De hecho, ya en el instituto tenía muy claro que me quería dedicar a algo técnico porque me gustaba y se me daba bien. En el momento de elegir dudé entre industrial, arquitectura o teleco, y al final me decidí por la última por esas ganas de querer saber que te digo. De todas formas, en el colegio, aunque se me daban bien todas las asignaturas, siempre tuve predilección por las matemáticas y las ciencias.

-¿Es cierta la fama que tiene telecomunicaciones de ingeniería difícil y dura de estudiar?

-Sí, es muy difícil. Con esfuerzo, y si te gusta, la terminas sacando adelante. A mi fue la que más me llamó por los contenidos que tenía y era la más curiosa que encontré. La verdad es que no sé por qué es más difícil que otras porque es la única que estudié, pero puede resultar dura porque no son conceptos fáciles, hay mucha matemáticas detrás y muy complejas. Además, el nivel de exigencia es muy alto, pero no es tanto que sea difícil por temarios imposibles porque tampoco lo creo. Hay que ser precisos, y no es como otras carreras en las que te dan un libro que si lo estudias y lo aprendes sabes que lo vas a sacar. Ahí te puede caer cualquier cosa en los exámenes y tienes que usar la cabeza para sacarlo.

-¿Cómo va lo de la cuota femenina en una carrera tan difícil?

-Todavía hay pocas mujeres. Sí que hay más que hace años, pero sigue habiendo muy pocas. Es, sobre todo, por el mito de que la tecnología está dominada por hombres. Yo conocí a gente que quería estudiar carreras técnicas y como que no se atrevían porque decían que sólo había chicos y que no podían encajar. Eso sigue presente. Es verdad que cada vez hay más chicas en telecomunicaciones de las que había hace algunos años, pero en mi época hicimos los cálculos y tocábamos a 30 chicos por chica. Quería estudiar en Galicia, y me daba igual dónde. Al final, como la única escuela está en Vigo, acabé estudiando aquí.

-¿Y en Gradiant?

-Sin embargo, en Gradiant hay bastantes chicas trabajando dentro de lo que cabe. Se fomenta el tema de la mujer y la tecnología, y se le da mucho bombo. En mi área, de 18 o 19 personas, creo que somos un total de cinco chicas. Podía haber más, pero está muy bien. A las chicas les diría que no tengan miedo a hacer lo que les gusta si tienen la oportunidad de hacerlo.

-¿Cree que hace falta un toque femenino en la nueva tecnología?

-Creo que es muy necesario porque las mujeres somos capaces de hacerlo bien. Todavía hay chicas que no se atreven a estudiar por ese miedo a ser catalogadas de raras. Hay que romper con el estereotipo de que las ingenierías son exclusivamente masculinas.

-Sigamos rompiendo mitos: ¿Es verdad que todos ustedes son tan obsesivos como dicen algunos?

-Para nada. Ni somos unos frikis, ni tampoco unos insociables que no nos relacionamos y que sólo estamos pendientes de nuestro ordenador. Hay de todo, como en todas partes, pero tanto la gente que conozco de mi profesión como yo misma no tenemos ninguna de esas características que no sé por qué se nos atribuyen. En nuestro trabajo con lo que tenemos que cumplir, somos responsables, pero cuando toca vamos a tomar unas cañas o hacemos deporte, como es mi caso. Hay otros que incluso tocan instrumentos musicales o hacen teatro. Esa fama viene del mito del informático encerrado en un sótano rodeado de ordenadores, pero no es así.

-¿Le gustaría cambiar de temática en un futuro dentro de las telecomunicaciones?

-Quiero seguir desarrollando mi labor de investigadora técnica para seguir formándome, y crecer profesionalmente porque me gusta mucho, pero por otra parte me apetece orientarme en temas de mercado y de gestión. Me gustaría poder combinar todo eso. Gradiant es una empresa ideal para poder llevarlo a cabo porque al ser un centro tecnológico que se dedica a proyectos pues me facilita la oportunidad de combinar ambas cosas. Aquí me dejan gestionar ciertas cosas, elaborar algún informe para alguna convocatoria, etcétera. La verdad es que estoy muy contenta. Lo que más me gusta de mi trabajo es la libertad para poder desarrollar lo que hago, y la posibilidad de aprender coas nuevas cada día. Además, puedo guiar mi propio aprendizaje.