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La situación del histórico mercado

La Praza de Abastos de Lalín tiene 11 puestos ocupados y 5 disponibles más el supermercado

La oferta se limita a tres carnicerías, dos fruterías, una pescadería y una peluquería tras el cierre de la cadena de alimentación, dos puestos de huerta y una pescadería -El Concello ingresa al año unos 6.700 euros de tasas

La Praza de Abastos de Lalín fue objeto en los últimos años de distintas inversiones para convertir este histórico edificio en un espacio más atractivo si cabe para vendedores y clientes. Recientemente incluso se llevó a cabo un procedimiento urbanístico para permitir la instalación de locales enfocados a la restauración y a la hostelería, pero estas acciones, a tenor de la ocupación del mercado, parece que no han logrado el objetivo de dinamizar una instalación pública céntrica que cuenta además con el amplio aparcamiento gratuito anexo del Campo da Feira Vello.

Si en otros municipios sus plazas de abastos tienen un elevado nivel de ocupación y funcionan como auténticos centros de la actividad comercial, la lalinense es incapaz de remontar y la oferta de negocios se limita a los puestos que en la mayor parte de los casos llevan décadas funcionando. Solo la puesta en marcha de la iniciativa A Hortiña da Praza, en 2011, está más o menos asentada con dos puestos de otros tantos productores locales que llevan a este mercado principalmente productos de temporada como hortalizas y otros alimentos frescos. Según los datos aportados por el Concello, en el edificio están ocupados en la actualidad un total de 11 puestos y habría, en la nave principal, cinco disponibles a lo que hay que añadir el amplio espacio que dejó el supermercado que cerró sus puertas hace unos meses y donde ahora tendría cabida al menos una decena de puestos. Además, cabe destacar que también, en caso de que hubiese una demanda que no se antoja en la actualidad, el edificio cuenta con una amplia superficie en su planta baja disponible.

Los once espacios reservados a día de hoy están ocupados por siete negocios. Son dos puestos de hortalizas en la parte central de A Hortiña da Praza, una carnicería que hace uso de un único puesto y otras dos más que ocupan tres y dos espacios respectivamente. La única y veterana pescadería que funciona en este mercado también tiene reservados dos puestos. El último negocio activo se trata de una peluquería, que como el resto de los demás establecimientos, lleva muchos años en servicio y a la que se accede por la parte trasera de la edificación; es decir, no está dentro del inmueble principal, sino en uno de los bajos exteriores.

En un local de la parte de fuera, con entrada desde la calle Molinera, funcionó durante años una pescadería de un empresario de A Costa da Morte, que cerró ya hace tiempo. Más recientemente echó el cierre la tienda Ultra- Alimento; un negocio que ofertaba al consumidor tanto productos de huerta de calidad como otros de un perfil más gourmet y que durante años ejerció como uno de los elementos dinamizadores de la plaza porque su actividad no se limitaba al comercio de proximidad sino que también organizaba actividades sobre consumo responsable o propuestas con un perfil en el que tenía cabida la restauración. Si este negocio echaba el cierre a finales del año pasado, semanas después tomaba la misma dirección otro puesto de venta de productos de huerta situado entre la pescadería y la conexión de la primera parte del edificio con la zona del también ya cerrado supermercado.

La reactivación de la Praza de Abastos podría decirse que está en punto muerto, una vez que no hay propuestas en firme de empresas o pequeños comerciantes por uno de los espacios vacantes. Fuentes municipales aseguran que semanas atrás algunas personas mostraron su interés por alquilar alguno de los puestos disponibles, aunque ninguna de ellas se concretó con firmeza o mediante una solicitud formal. Según los últimos datos económicos, los puestos aportan al año al Concello unos 6.700 euros en tasas.

La actividad del mercado es desde hace tiempo casi residual si se compara con los años en los que las grandes áreas comerciales e incluso los supermercados no se habían asentado en Lalín y este edificio se centralizaba gran parte de la oferta del producto fresco del día como pescados, carnes o productos de huerta. Décadas atrás incluso había comercios de ropa. La gran cantidad de oferta de alimentación que tienen un municipio con dos grandes áreas comerciales -y una que estaba en camino años atrás en principio parada- suponen una competencia real para los vendedores de la plaza que, en casos, son ya la segunda generación de vendedores de un recinto que el gobierno pretendía convertir en un mercado del siglo XXI como, por ejemplo, el dinámico de Santiago de Compostela.

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