Una mujer se asoma al balcón con la cabeza cubierta por un paño y el mandil ajustado a la cintura. A sus pies, el bullicio de una calle principal en la que solo las ruedas de un carro se atreven a robar espacio al peatón. Gorras y sombreros son el complemento que coronar el estilismo de la época, atrapada en la calidez de un tono sepia que por sí mismo parece ofrecer un viaje en el tiempo. Es la imagen de A Estrada, de sus gentes y su actividad a finales del siglo XIX. Es, también, una de las primeras fotografías del casco urbano -relativa a la actual calle Calvo Sotelo- que se conserva en un Museo do Pobo Estradense que lleva el nombre de su fundador, Manuel Reimóndez Portela.

Este documento se remonta a 1880-1890 y forma parte del fondo Mario Blanco del museo local. Es una de las joyas del ayer que se conservan en una entidad que está a punto de someterse a una nueva etapa de obras para poder abrir de nuevo sus puertas al público. Las previsiones expresadas por el gobierno local esperan que pueda ser este mismo año, dejando que de nuevo la ventana de la historia local se abra de par en par, dejando que quien quiera asomarse pueda descubrir el legado que atesora este museo.

Resulta difícil precisar cuántas piezas integran este fondo. Son muchas y variadas. Desde libros hasta un sinfín de fotografías, pasando por multitud de objetos de índole diversa. Algunas forman composiciones, caso de la admirada escuela de los años 50 íntegramente transportada hasta estas salas. Procedente de una cesión, no le falta detalle. Están los pupitres, los mapas, las pizarras y hasta los cuadros propios de la época. Extraña para unos y tremendamente familiar para otros, esta estancia es una de las más valoradas por el público.

Una cómoda y dos mesillas acercan también a los visitantes al matrimonio de Castelao y la estradense Virginia Pereira, de la que el museo que dirige Juan Andrés Fernández conserva también dos trajes, uno de ellos el que la vistió de luto cuando falleció su esposo.

La maqueta del Concello en relieve realizada por el propio Manuel Reimóndez Portela o la del Pazo de Oca también se conservan en estas salas, donde se guarda artículos tan curiosos como un microscopio y una balanza de precisión del anterior laboratorio municipal. Aperos de labranza, una colección de libros escolares o la placa de la antigua calle Ramiro Ciorraga también aguardan a ser descubiertas en las diferentes estancias.

La pinacoteca del museo está conformada por piezas de importantes pintores locales y gallegos. Hay obra de Laxeiro, Colmeiro, Susana Pazo Maside, Morales, Ramiro Cimadevila, Fragoso, Manuel Cabaleiro, Muras, Miguel Docampo, Daniel Cifuentes, Jano Sanmartín, María Chao o un dibujo de Castelao, entre otros.

El fondo fotográfico es también amplísimo, estando a disposición de los investigadores interesados. Para consulta digital el Museo do Pobo Estradense tiene alojada en su página web una colección cedida por la familia del exalcalde estradense Mario Blanco Fuentes con las instantáneas que este tomó durante la Guerra Civil tras formar parte del gabinete fotográfico del Cuerpo de Ejército de Galicia durante la contienda.

Junto a la imagen descrita anteriormente existen otras de la época en la que puede verse una antigua calle Calvo Sotelo iluminada todavía con faroles de gas o queroseno, un aspecto que de inmediato permite datar estas fotos antes del año 1900, cuando A Estrada estrena alumbrado público eléctrico.

El hilo conductor está ya previsto para cuando el Museo do Pobo Estradense Manuel Reimóndez Portela recupere su actividad con la esperada reapertura. La escuela de los años 50 ocupará una de las salas y otra estará dedicada a A Estrada en general, con monumentos, historia y personas célebres. Habrá también espacio en esta última para la pinacoteca, reservándose la parte superior derecha del museo para personas célebres en general, con objetos significativos relacionados con su vida. Estrenará este apartado Reimóndez Portela, junto a otros como Ramón Verea y un prototipo de la calculadora que inventó este estradense o Celestino Fuentes con una de sus cámaras fotográficas, entre otros muchos.

Otra sala se reservará para etnografía, costumbres y oficios, dejándose la zona de arriba a la izquierda para archivo, sala de investigadores y despacho de dirección.

Varias son las fórmulas para que el museo estradense incremente sus fondos. Por un lado, la entidad se nutre de objetos del Concello, como puede ser el caso del antiguo reloj de péndulo de la Alcaldía o los artículos del laboratorio. Por otro, donaciones y depósitos de particulares acrecientan este histórico escaparate. A mayores, el museo también se reserva la incorporación de piezas por la vía de la adquisición, si bien los fondos son limitados y, por tanto, también las compras que hace la entidad.

El ayer espera ansioso a que se abra la ventana para mostrarse al presente y al futuro. Su legado es muy amplio y anhela el momento de ser compartido.