Rodeiro tiene 11 licencias de taxi, y Carmen Corral Villamor ha conseguido la última de ellas. En total son tres las mujeres acreditadas como taxistas en este municipio dezano, de las que dos ejercen como conductoras. Carmen recuerda que, en realidad, el concello cuenta con cuatro taxis disponibles, por lo que en la mitad de ellos son mujeres las que cogen el volante. Villamor atiende a FARO DE VIGO sin perder de vista a su nieta.

-¿Por qué se decidió optar a una licencia de taxi en Rodeiro?

-La verdad es que no me vino por familia ni por nada parecido. Simplemente fue que me enteré de que se vendía la licencia, y decidí cogerla. La licencia que tengo yo ahora fue de otro taxista que tenía dos, y la puso a la venta.

-¿Con qué coche suele realizar su nuevo trabajo como taxista?

-Tengo un Renault Talismán que me salió muy bueno, y con el que hago los viajes para los que me llama la gente. No está rotulado ni nada porque no es necesario. Es algo que le llama la atención a la gente, acostumbrados a ver taxis pintados de varios colores o con rótulos en las puertas de los coches.

-¿Cuáles son los servicios que más le demandan los clientes?

-Sin duda, lo que más hacemos es llevar gente a Santiago de Compostela. La gente suele recurrir a nosotros para ir al hospital o a visitar al médico. Suelen ser gente mayor que no tiene transporte propio, y por eso nos llaman para llevarles.

-¿No suele tener clientes de paso o de otros concellos?

-En la aldea no es como en los pueblos. Aquí, normalmente, la gente que llevo es conocida. A Santiago fui ayer, voy hoy e iré mañana porque es una clientela que ya sabe quién eres y hay confianza.

-¿Se atreve a hacer viajes cuando cae la noche y falta la luz?

-De noche sólo hago viajes si sé quién es el cliente. Incluso ya no te suele llamar nadie porque de noche es más complicado. De noche nunca tuve problemas en el taxi cuando me tocó hacer viajes.

-¿Le apoyó la familia cuando decidió convertirse en taxista?

-Mi marido y yo nos dedicamos a lo mismo. Él en un camión y yo en el taxi. De hecho, lo de que cogiera la licencia fue más cosa de él que mía. Realmente, él no tenía tiempo de andar con el taxi, así que se compró la licencia con la idea de que yo fuera la conductora.

-Últimamente se debate mucho sobre la igualdad profesional entre hombres y mujeres, ¿se siente discriminada en su trabajo?

-Desde luego, yo nunca me sentí discriminada como taxista desde que estoy en esto. Si soy sincera, a mí eso no me preocupa en absoluto. Todos los trabajos son dignos y honrados, y creo que lo de menos es que seas hombre o mujer.

-¿Tiene alguna anécdota?

-La verdad es que desde que llevo el taxi nunca me pasó nada curioso, la verdad. Tampoco pasé miedo porque, gracias a Dios, los viajes siempre fueron tranquilos.

-¿Algún accidente? ¿Es cierto que las mujeres taxistas conducen mejor que sus compañeros?

-Tampoco me tocó nada parecido, y espero que la cosa siga así. Se dice mucho eso de que las mujeres conducimos mejor, pero no lo sé. Como te decía, hasta ahora nunca tuve ningún percance, pero eso no quiere decir que lo pueda tener mañana mismo, pero de momento no me pasó nada. Reconozco que procuro ser muy prudente al volante porque hay que serlo. Sobre todo cuando no vas sola y tienes que llevar gente en el coche, claro.

-¿Cuál es la relación existente entre los taxistas de Rodeiro?

-Pienso que nos llevamos muy bien entre nosotros. Personalmente, yo nunca tuve ningún problema con nadie, y creo que eso es así con todos los taxistas del pueblo. Nos solemos ayudar siempre que hace falta porque la relación es buena.

-¿Le gustaría que siguiera la tradición del taxi en la familia?

-Tengo una hija, dos hijos y una nieta, pero ninguno de ellos se va a dedicar a esto porque ya tienen la vida hecha en otros trabajos. Esta es una profesión como otra cualquiera, por supuesto, lo que pasa es que ellos eligieron ir por otros caminos, estudiaron para ello, y eso es algo que hay que respetar.