En el número 6 de Cima de Sello apenas había movimiento a mediodía de ayer. El hijo de la anciana fallecida el pasado fin de semana y su pareja sentimental se encontraban ausentes, él por estar trabajando en una granja de Lalín, y ella por atender a las 52 ovejas y más de 30 corderos que tuvo que llevar a pastar en un prado cercano. Llamaba la atención que tanto el establo contiguo a la vivienda de una sola planta, con evidentes signos de abandono, como la puerta principal del edificio estuvieran abiertas. En el establo, además de varias gallinas, se podía ver un tractor junto a otros aperos de labranza. La casa presenta unos muros en muy mal estado, con dos exiguos ventanales que lucen unos marcos de aluminio como única concesión a la ornamentación. Cabe recordar que la pareja que compartía la vivienda con la anciana había solicitado ayuda al Concello de Lalín para la valoración del grado de dependencia que sufría la víctima, pero no continuó con los trámites necesarios para la obtención de la prestación. Los escasos ingresos de esta familia del rural lalinense -la fallecida cobraba una pensión de viudedad de poco más de 300 euros- explican el deplorable estado de la infravivienda donde residían los tres, sito a unos 300 metros de otra casa familiar, ubicada entre A Xesteira y Fontecabalos. En la aldea, la vida recobraba poco a poco la normalidad tras los desagradables acontecimientos.