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A Estrada pierde su olfato

El Concello mantiene en suspenso la recuperación del Grupo de Cans de Rescate que convirtió al municipio en un referente en materia de salvamento con unidades caninas

Imagen de archivo de un guía entrenando con su perro entre escombros. //Bernabé/Luismy

Hace ya casi año y medio que A Estrada perdió su olfato. Lo tenía entrenado para seguir el rastro de la vida y le está costando -al menos más de lo inicialmente previsto- recuperarlo. A fuerza de entrenamiento y esfuerzo el municipio se había convertido en los últimos años en todo un referente en materia de salvamento canino. Sin embargo, en agosto de 2016 el Grupo de Cans de Rescate (GCR) ligado al servicio municipal de Emerxencias, terminó disolviéndose, sumiendo al municipio en este terreno en un constipado del que no termina de recuperarse.

Hoy se cumplen 17 meses desde aquel 23 de agosto en el que el Grupo de Cans de Rescate comenzó a desmoronarse. Aunque en el momento en el que se vislumbró el fin de esta unidad se apostó por una rápida reacción al objeto de evitar que el grupo desapareciese y, con él, muchos años de trabajo, a día de hoy la recuperación de este servicio continúa en suspenso. Desde el Concello no se pudieron apuntar ayer avances para que esta unidad vuelva a estar operativa en un municipio hacia el que se dirigía el foco cada vez que se necesitaba ayuda para la búsqueda de una persona desaparecida.

Los primeros en presentar su renuncia a continuar trabajando en el GCR de A Estrada fueron el que fue su coordinador durante toda una década, Manuel González Chedas "Chispa", y el guía José López Louro. González no quiso entonces entrar en las causas que le llevan a tomar esta decisión y aludió a "motivos personales". Sin embargo, López Louro no ocultó que tras su marcha se escondía un gran descontento ante la falta de apoyo que observó por parte del Concello a esta unidad de salvamento, nacida al abrigo de Protección Civil de A Estrada. Sus pasos no tardaron en ser seguidos por los demás guías que formaban parte de esta unidad. En solo un día el servicio se quedó sin efectivos.

El desencanto se percibió como el denominador común. Algunos de estos profesionales reconocieron estar "cansados de la falta de apoyo" y apuntaron que el coordinador de la unidad venía siendo quien alentaba a los guías a continuar con este trabajo voluntario y totalmente altruista, toda vez que los logros alcanzados por Louro les motivaban a seguir esforzándose por llevar esta labor al más alto nivel. Estos efectivos no eran los primeros en decir adiós. Aunque no trascendió públicamente, días antes de estas renuncias se registraron en el GCR otras tres bajas, atribuidas a la falta de motivación de estos profesionales al considerar que el servicio y el esfuerzo realizado no encontraba suficiente respaldo institucional como contrapartida.

Desde el Concello se defendió entonces la actitud de cara al Grupo de Cans de Rescate. El gobierno consideró la situación "un ciclo", apuntando que esta no ha sido la primera vez que se disuelve el GCR. El alcalde estradense, José López, elogió el esfuerzo "ímprobo" de los integrantes de la unidad y asumió que es este un "hobby demasiado exigente" y que requiere muchas horas de trabajo.

Horas y trabajo le echaron, y muchas, los integrantes de esta agrupación de salvamento canino. El propio GCR que en agosto de 2016 se quedó sin integrantes había resurgido de sus cenizas en una ocasión anterior, en la que varios de sus primeros integrantes dejaron la unidad, quedando solo dos guías para continuar adelante.

Durante su última década el grupo dirigido por González Chedas participó en más de 200 operativos de búsqueda de personas desaparecidas. La unidad estradense encontró en los últimos años a 18 desaparecidos, dando respuesta a la desazón que genera la incertidumbre. La apuesta por la formación fue decidida. La unidad se disolvió en un momento en el que sumaba 17 homologaciones de la International Rescue Organisation (IRO), la entidad más prestigiosa dentro del mundo del perro de salvamento, y otras 10 de la Asociación Nacional de Grupos del Perro de Salvamento (Angps). A mayores, el guía José López Louro participó en tres campeonatos del mundo de rescate canino y se clasificó para el de Turín (Italia), al que renunció tras su marcha del GCR. En paralelo, la unidad asumió la organización de seis pruebas de homologación -tres de ellas de la IRO y otras tantas de la Angps- en A Estrada, convirtiendo al municipio durante esas jornadas en referente nacional en esta materia.

Cuando el servicio se vio abocado a desaparecer, desde Emerxencias se apostó por una reestructuración interna tendente a favorecer la pronta recuperación del servicio de salvamento canino. Sin embargo, adiestrar el olfato para encontrar vida y ofrecer respuestas es una labor exigente, en todos los sentidos. El listón estaba muy alto, tanto que todavía se buscan voluntarios para seguir un rastro que fue muy intenso pero que se pierde con el tiempo.

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