"Courel dos tesos cumes que ollan de lonxe! Eiquí síntese ben o pouco que é un home". Con estos versos de Uxío Novoneyra el polifacético Benxamín Otero, que ayer ejerció de maestro de ceremonias en el Congreso de Montaña e Fotografía que se celebró en el auditorio, resumió muy bien la inmensidad a la que se enfrenta el ser humano cuando intenta abarcar con su mirada, o la de su cámara, un paisaje no accesible a todo el mundo. Los ocho ponentes del congreso mencionaron más de una vez los tesoros naturales que guardan Nepal y China (como el Everest), Argentina, Perú, los Alpes... cumbres a las que cuesta llegar pero que compensan con tal alarde de belleza.

Así lo describía Pablo Mella, el primer ponente de la jornada, ducho en trails, ultratrails y trekking. La completa serie de fotografías que compartió con el público permitió contemplar el mencionado Everest y sus cumbres "hermanas" de Lhotse, Nuptse y Changtse. Mella acudió a Lalín con su inseparable mochila y parte del calzado que usa en sus expediciones, quiso tener un recuerdo para los montañeros que perdieron la vida en una escalada y regaló al auditorio estampas de la vida diaria de los nativos que viven en las cumbres más famosas del planeta, lugares tan inhóspitos para dormir como pedregales o un paisaje en el que la nieve y el cielo con niebla no permitían distinguir quién era quién.

Los contrastes son, precisamente, una de las varitas mágicas para que una fotografía saque el hipo aunque se haya visto 50 veces ya. El ferrolano Fran Nieto, especialista en fotografía de paisaje y exdirector de la revista Naturaleza salvaje, impartió una conferencia tremendamente productiva a la hora de hacer que una foto se convierta en inolvidable. La luz se hace vital a la hora de querer resaltar elementos, y de ahí que en una instantánea reclamen la atención el rayo de sol que se cuela por una ventana, los torrentes de agua o la niebla que cubre un valle. Nieto destacó también cómo el cerebro sigue el trazado de una línea curva, del movimiento de las manos o de las llamadas líneas de fuga, que llevan al espectador a un punto concreto de la foto. Pero ¿ y qué ocurre si no hay contrastes de colores, como ocurría en la foto de nieve y niebla de Mella? Pues que las sombras ayudarán a dar información sobre volumen y dimensiones. "Si hay tonos claros el ojo buscará las zonas oscuras, y al revés", explica Nieto.

Y, del mismo modo que se buscan los contrastes, cuando uno contempla fotografías de otro ser vivo intenta, de forma mecánica, saber sus emociones a través de lo que transmite con la mirada. "No vemos con los ojos, sino con el cerebro", recalcó este experto.

Estas dos ponencias despertaron tanto interés como las sucesivos relatorios que tuvieron lugar a lo largo de la jornada, con Ramón Vila (escalador de cumbres en al menos tres continentes), el activista y cineasta Víctor Barro, el esquiador y fotógrafo Abel Pereira, el profesor de la USC Fuco Reyes, el también fotógrafo José Pereira y representantes de grupos de rescate. Todos los ponentes se desplazaron a la cabecera comarcal dezana de forma altruista, tras la mediación del grupo Proyecto Norte Salvaje.