El edil de Saúde Pública de Lalín, Nicolás González Casares, y la enfermera Cristina Taboada -contratada a través de la Diputación-, presentaron ayer los resultados del Estudo sobre Trastornos Adictivos, vinculado al programa de prevención de conductas adictivas. Este plan se desarrolló sobre todo durante el segundo semestre de este ejercicio y tendrá continuidad durante dos años más, a través de un convenio con el Concello de Silleda y para el que se cuenta con una ayuda de la Consellería de Sanidade de 60.000 euros.

El estudio quiere ser un espejo de la actitud de los adolescentes en cuestiones como la accesibilidad a las drogas, la frecuencia del consumo o la información que manejan sobre sus efectos en la salud. "Queremos que las personas que se encarguen de la prevención de conductas adictivas tengan un marco" de referencia, apunta el edil. El informe se basa en las encuestas que cubrieron de forma anónima 215 alumnos de entre 13 y 16 años de los institutos Aller Ulloa y Laxeiro, así como del Sagrado Corazón. Los datos que se dieron a conocer ayer se refieren a sustancias adictivas, y en breve se difundirán los relativos a, por ejemplo, el consumo de internet. Se optó por hacer el estudio en los centros educativos debido al papel que tienen éstos como agentes socializadores.

Los resultados se centran sobre todo en las respuestas de alumnos e tercero (son el 51,6% del total) y de cuarto de ESO (el 48,4%), ya que son los jóvenes que participaron en los talleres de prevención. Según indicó Cristina Taboada, la edad media del primer consumo se sitúa en los 13 años, pues más de la mitad de los encuestados (el 51,7%), admite haber probado alguna droga entre los 12 y los 14. En cuanto a las principales sustancias de consumo, son por este orden el alcohol y el tabaco, más que nada por su fácil acceso. Por detrás se colocan los derivados de cannabis, cocaína, alucinógenos y éxtasis. De hecho, confiesan haber consumido alcohol el 59,5% de encuestados, y el 31,6% se decanta por el tabaco. Lo habitual es que se acuda a estas sustancias en ámbitos nocturnos y de fiesta.

Pero también es cierto que los jóvenes encuestados están bastante concienciados sobre estas dos drogas, las causantes del mayor número de muertes evitables. El 73% de esos 215 encuestados piensa que el consumo habitual de cigarrillos supone un riesgo alto para la salud, mientras que el 70,1% piensa lo mismo respecto al uso elevado de alcohol. Los porcentajes ya descienden a la hora de valorar los efectos del consumo habitual de marihuana y cannabis, pues se considera peligroso para la salud según el 57% de encuestados. Eso sí, el 78% ya ve un problema grave tanto en el consumo esporádico como habitual de cocaína y drogas de síntesis. Esta notable concienciación respecto al tabaco se debe a que el 63% de los chavales que participó en la encuesta había asistido ya a las charlas del programa Clases sen fume. Sin embargo, para ocho de cada diez chicos (en concreto, el 83%) resulta muy fácil acceder a cigarros y alcohol (más en su entorno de amistades que en el centro educativo), mientras que cuatro de cada diez (el 46%) ignoran cómo conseguir marihuana o cocaína.