-¿Veremos algún día a un equipo de Lalín en la Liga Asobal?
-Lo veo muy difícil. Hay que tener los pies en el suelo. Todo se mueve por dinero. Si no hay dinero, ¿a dónde quieres ir? Lo que no puedes tirar por la borda es la labor de fomento del balonmano entre los niños que se está haciendo pensando en grandezas. Eso le pasó a la SAR cuando ascendió a la B, y acabaron con la base. Al final, volvieron y no tenían nada. Además, este año tienes los cuartos y a lo mejor para el año no los tienes en absoluto. A mí me encanta tener el club que tenemos, y me preocupa cuando las cosas se hacen mal porque es mi club. Me gusta que funcione bien, y tenemos la suerte de contar con un grupo de chavales que trabajan y se mueven. Lo que nos hacen falta son muchos benjamines porque cada año los niños crecen. Si hay muchos niños en la cantera, malo será que alguno no llegue arriba.
-¿Cómo definirá al BM Lalín?
-Yo lo defino como un club de formación. Para gastarse los cuartos hay otros. Mira como está un club como el Academia Octavio de Vigo, y estamos hablando de una ciudad. Aquí somos los que somos, y después tenemos otra gran suerte que no lo puede decir todo el mundo, que tenemos muchos deportes en Lalín, y funcionan. Yo hablo, por ejemplo, con los del Novás, que es un pueblo pequeño, y sólo tiene balonmano. En Lalín tenemos de todo.
-¿Cuál es su mejor recuerdo en el seno del Balonmán Lalín?
-Viví intensamente el sector cadete de hace cinco años con aquellos niños que hoy ya son hombres. Dentro del balonmano fue la alegría más grande de mi vida. Y no hablo de ganar, hablo de vivir aquellos momentos con los chavales. Cuando este año Xoán Ledo quedó campeón del mundo con la selección le mandé un mensaje para que los pusiera a todos a cantar el Bella ciao y me dijo "estos no saben", que eso lo tenemos reservado para unos pocos. Es algo exclusivo de aquella generación de jugadores de Lalín.
