La acidez del suelo en Galicia destruye los huesos de los cadáveres enterrados en estas construcciones funerarias. Al tratarse de zonas de enterramiento comunes, lo habitual era que, al tener que depositar un nuevo difunto, se colocase a un lado el ajuar funerario del anterior. En este ajuar solían figurar útiles de piedra pulida y tallada, armas o enseres para trabajar la madera. Incluso adornos, como el collar de ámbar que s encontró en Silleda y que da una idea de la postura en que se colocó el cadáver para su descanso eterno. En el caso de Alperiz, fuera de la cámara se encontró, en las excavaciones del año pasado, una jarra de cerámica, de una época muy posterior (como muy pronto, del 1.800 a.C.), y que pudo utilizarse para contener líquido. Estaba fuera de la cámara porque quizá se decidió ampliar la zona de enterramiento, como puede ocurrir en un camposanto actual.