Pablo Romeo, representante de Sogaps en Deza, estaba ayer recién llegado de su viaje a los campamentos de refugiados saharauis en Argelia cuyo regreso estuvo marcado por el temporal. "El avión que nos llevaba a Vigo regresó a Madrid y tuvimos que viajar en autobús hasta Galicia", explicó un hombre que todavía guarda en la retina la experiencia de convivir durante varios días con un pueblo que tiene que vivir de forma precaria lejos de su tierra. Junto a Romeo, en el avión de Air Algérie, también viajó la familia del dezano José Antonio García Rozas, que acompañaron al grupo de voluntarios en el traslado de alimentos y material sanitario a los campos de Smara y Bojador, entre otros. Los dezanos acompañaron a un equipo multidisciplinar formado por 15 voluntarios sanitarios . Este equipo estuvo formado por un médico de familia, una ginecóloga, dos enfermeras, una de ellas especialista en enfermería familiar y comunitaria, una internista y diez podólogos, que junto con Noelia Porto responsable y coordinadora de dicha comisión reforzaron la asistencia sanitaria de atención primaria del Hospital de Bojador y consultaron a los pacientes que sufren diferentes dolencias y deformaciones de los pies y realizaron cirugías de pie en aquellos que lo precisaron. La familia dezana de la expedición gallega pudo comprobar de primera mano la labor humanitaria de los voluntarios, y confraternizó con refugiados de todas las edades, incluso repartiendo encargos procedentes de Galicia a algunos saharauis, entre los que se encontraban jóvenes participantes en el programa "Vacaciones en paz".

"Lo que más me llama la atención del pueblo saharaui es su constancia a la hora de reivindicar sus derechos después de más de 42 años", reconoció Pablo Romeo a su regreso del norte de África. Tanto Romeo como el resto de expedicionarios gallegos confían en que este tipo de iniciativas sirvan para que de una vez por todas la comunidad internacional ponga su foco en el conflicto saharaui para que por fin los cerca de 200.000 refugiados puedan retornar al Sáhara Occidental. Compartir mesa y mantel, asistir a las clases en un improvisado colegio o presenciar las curas llevadas a cabo por los sanitarios a saharauis de todas las edades convirtió el viaje de los dezanos de la expedición de Sogaps a Argelia en algo inolvidable. "Todavía no hay fecha para volver", se lamentaba ayer Pablo Romeo contemplando las fotografías de un viaje que espera poder repetir lo antes posible.