Un saldo vegetativo negativo o el éxodo de vecinos a otros territorios, episodio este más acusado a raíz de la crisis económica, son algunas de las claves para entender la regresión poblacional que padecen las comarcas. Teniendo en cuenta que los óbitos muestran una gráfica más o menos constante y que la población está cada vez más envejecida, otro de los parámetros definitivos que condicionan la progresión de los padrones municipales es la caída en el número de nacimientos. En este caso podemos observar la evolución en los últimos cuarenta años en Deza y Tabeirós, período en el que nacieron 9.243 niños.

No obstante, la comparativa es muy clara en estas cuatro décadas. Si en 1976 los nacimientos sumaron 1.084, el pasado año la cifra fue de solo 381; es decir, un 65% menos. A Estrada, el municipio más poblado, cedió en 206 a Lalín el privilegio de ser el territorio con más nacimientos. Si hace cuatro décadas la capital de Tabeirós sumó 350 casos, este dato cayó hasta los 111. En la cabecera comarcal dezana la comparativa es de 262 y 136 respectivamente. En Silleda los registros bajaron de 134 a 55, de 103 a 38 en Vila de Cruces y en Rodeiro nacieron 14 frente a 46 de hace 40 años. En Agolada solo fueron 8 por 52 y 4 frente a 17 en Dozón. Forcarei sumó a su padrón municipal 89 niños y el pasado año solamente 13, mientras que los nacimientos en Cerdedo bajaron de 31 a solamente dos.