Otra de las piezas codiciadas en caza mayor es el corzo. Sus daños son muy inferiores al jabalí y su densidad de población varía según los concellos ya que, a diferencia de éste, el corzo es bastante más territorial y no suele emigrar. La consellería permite esta caza en dos tandas: machos y hembras entre agosto y hasta la víspera del inicio de la caza menor, o machos en esta primera anda y hembras entre enero y febrero. Pero hay una cuestión a tener en cuenta: las hembras preñadas pueden adelantar o retrasar el parto en función de la abundancia de comida. Por eso en Dozón el año pasado en enero se mataron muchas hembras a punto de parir, y con las crías muy desarrolladas. El presidente de los cazadores, José Rodríguez, pide que la Xunta revise esta política. De la misma forma se pronuncia José Manuel Blanco, del Tecor Farelo, que alerta de la necesidad de hacer descastes en hembras.