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"Desgraciadamente, estamos acostumbrados a vivir con la incertidumbre terrorista, como Madrid o Barcelona"

-¿Viene a menudo a su tierra o su trabajo no le deja tiempo?

-¿Cómo se vive en un país en estado de emergencia?

-La crisis empezó antes que en España, pero también es verdad que afectó menos. Aquí aún hay trabajo, y el que lo busca lo termina encontrando. El único problema que hay aquí ahora es la vivienda porque es muy cara, pero trabajo aún se encuentra. En cuanto a lo de la seguridad, es algo que siempre hubo y pienso que afecta a todo el mundo. Desgraciadamente, estamos acostumbrados a vivir con esa incertidumbre del peligro terrorista, como pasa en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, por poner dos ejemplos.

-¿No tiene previsto regresar?

-Hombre, eso es algo que nunca se descarta porque a los gallegos nos tira mucho la tierra como todo el mundo sabe. De todas formas, ahora estamos muy metidos con todo esto de la tienda y lo de la Casa de Galicia y veo complicado a corto plazo un cambio radical en ese sentido. Como te decía antes, yo procuro viajar a Lalín en cuanto tengo oportunidad, y así es como vamos curando la morriña.

-¿Y no le apetecería montar algo parecido en su tierra?

-Lo cierto es que hace unos años tenía en mente volver a Lalín o a Rodeiro, pero la crisis económica me hizo desistir porque no lo veía nada claro. Te lo tienes que pensar muy bien porque son muchos años allá, y no es tan fácil trasladarse en estos momentos. También es verdad es que ahora tanto aquí como allá las cosas han mejorado mucho, y te lo puedes pensar mejor, pero ya se verá.

-¿Se ve muchos más trabajando en esta profesión?

-Eso nunca se sabe. Me encuentro muy a gusto haciendo lo que hago en este momento. Tanto la tienda como la Casa de Galicia nos absorben mucho tiempo, pero por otra parte también es un trabajo muy gratificante porque te permite comprobar de primera mano la satisfacción del cliente.

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