Silleda pondrá en marcha la primera red pública de calor en la provincia a base de biomasa y una de las pioneras en toda la comunidad gallega, pues la semana pasada se inauguró una instalación similar en el Parque da Milagrosa, en Lugo, la única que se construyó el año pasado. El anteproyecto y memoria que diseñó el ingeniero industrial Ricardo González Santos obtuvieron el visto bueno del Inega, que cubrirá el 80% de la inversión total, con una ayuda de 653.270 euros, de modo que el Concello aportará los 163.000 restantes.

Tal y como explicaron ayer el propio ingeniero y el alcalde, Manuel Cuiña, antes del viernes habrá que presentar el proyecto, y la primera fase del mismo debe estar ejecutada y certificada el 30 de septiembre del año que viene. En esa primera fase los edificios que dispondrán de calefacción y agua caliente sanitaria serán la escuela infantil, el pabellón de deportes, la piscina municipal (que podría climatizarse en un futuro), el campo de fútbol, el centro de día residencial (que aún así llevará un sistema alternativo de calor) y el hotel Via Argentum. En la segunda fase, que no es vinculante en cuanto al cumplimiento de plazos, el servicio se extiende a la escuela de música, la oficina comarcal agraria, el CEIP, la Casa da Cultura y el consistorio actual. Igual que la red de calor dará servicio a una empresa privada como es el hotel, en un futuro se abrirá también a particulares. Cada usuario tendrá un contador de energía, para así poder calcular el consumo y el recibo por este servicio.

La red de calor tendrá un megavatio de potencia, repartido en dos calderas. El centro de producción de calor, a base de astilla, ocupará 200 metros cuadrados de una parcela con una superficie de 1.072 metros y que es propiedad de la Semana Verde; su cesión o compraventa se abordará en el patronato de diciembre. De aquí partirán dos kilómetros de tuberías, soterradas a 1,5 metros de profundidad, cuya pérdida de calor será como máximo de un 4%. Al año, se consumirán 576 toneladas de astilla, que en principio va a adquirirse ya preparada pero que en un futuro podría reducir de forma notoria el proceso. Cuiña adelantó que se visitaron varias fincas municipales para que a medio plazo puedan servir de almacenamiento donde secar la madera, ya que un secadero costaría unos 400.000 euros. La madera que se extraerá de las fincas municipales precisa en torno a dos o tres años para secar y poder convertirse en astilla. En este sentido, el Concello mantuvo contactos con entidades forestales como la Uxfor de Parada, que tuvo que vender en Portugal material sobrante de los rareamientos de sus montes. La idea es que puedan emplearse incluso tojos para generar calor e incluso electricidad, porque el proyecto contempla también la instalación de una turbina para que produzca corriente.

El total del proyecto asciende a 816.587 euros. La ayuda que acaba de dar a conocer el Inega (es oficial desde anteayer) es la más alta de las cuatro públicas concedidas. Por detrás de la propuesta de Trasdeza se coloca la de O Porriño, con una subvención de 644.000 euros. Las otras dos ya se ubican en dos concellos ourensanos: Melón, con un aporte de 289.000 euros, y Laza, con 134.000.