Pedro Pérez de Producciones Trípode lleva muchos años entrevistando a gente para documentales que han tenido muy buena acogida, especialmente en A Estrada, la tierra de adopción de este extremeño. Por eso, explica que percibe muy bien cuándo alguien cuenta la verdad. O, al menos, "su verdad". Y los testimonios reales grabados en sendas entrevistas que ayer proyectó en la Casa das Letras como contrapunto documental al Festival de Cine de Terror Panic -en una charla sobre los misterios de Galicia y su tratamiento cinematográficos- son de los que le merecen credibilidad. En ellos, dos personas de carne y hueso de Deza y Tabeirós-Montes -el rector del Santuario de O Corpiño, J. C., y el octogenario de Olives Sabino Brea- relatan de viva voz experiencias capaces de hacer dudar al más incrédulo.

Pérez explica que J. C. que "es ahora el exorcista de la Diócesis de Lugo" relató en una entrevista realizada por alumnos del IES Manuel García Barros de A Estrada experiencias que ha tenido realizando exorcismos. Alguna descoloca a cualquiera. Así, por ejemplo, en uno de los primeros exorcismos en los que participó en Madrid -sin que hubiera hablado- el diablo se dirigió a él haciendo uso del cuerpo del endemoniado amenazándole en gallego: "Vaite para a túa terra, que te vou matar no camiño".

Esta fue tan solo una de las anécdotas de los 40 minutos de entrevista que J. C. le concedió a los estudiantes a petición del propio Pérez, que había querido hablar con él para acercarse a la romería de O Corpiño tras ver el documental Lejos de los árboles con el que el barcelonés Jacinto Esteva (uno de los principales directores de la escuela cinematográfica de Barcelona) trataba de explicar la incultura de los gallegos mostrando endemoniados tirándose por los suelos en O Corpiño con imágenes reales pero con sonidos falsos. Andrea González y Miriam Núñez le formularon a J. C. la batería de preguntas que, junto con sus compañeros Marcos Puente y Jacqueline Reimóndez, habían preparado. Puente, Reimóndez y el propio Pérez grabaron su testimonio. J. C. les leyó oraciones de exorcismos, haciéndoles saber que a los endemoniados se les exorcisa rezando oraciones hasta que se logra sacarle el mal de dentro. Entonces, desvela J. C. , el demonio se va al desierto, a una zona oscura, a la espera de penetrar en otro cuerpo (algo que siempre intenta).

La necesidad de hacer el mal, constantes dolores de cabeza y un malestar continuo son los síntomas que J. C. atribuye a los endemoniados. Pero su experiencia le hace ser muy escéptico. Sabe que la mayoría de los casos que se le presentan son de falsos endemoniados. Son dolencias que tienen cura médica porque esos mismos síntomas también van asociados a depresiones o esquizofrenias. De ahí que antes de practicar un exorcismo, J. C. requiera una evaluación psiquiátrica y psicológica. Apenas realiza un exorcismo al año. Y "todos se curan", relata Pedro Perez, señalando que ni el propio J. C. le halla una explicación científica a los casos de endemoniados. Pero su respuesta al respecto a los estudiantes estradenses fue clara: tampoco la hay para el cariño de una madre, el amor o la ternura.

Tras la experiencia del rector de O Corpiño, Pérez abordó la leyenda gallega más destacada: la de la Santa Compaña. Explicó que cinematográficamente está en el origen de los zombies estadounidenses. "El muerto viviente que se levanta de la tumba y va a matar humanos surge de la película La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, quien al final de sus días (falleció este verano) reconoció que, aunque nacido en el Bronx, su verdadero nombre era Jorge Alejandro Romero porque su madre era gallega, de A Coruña, y quien le prestó parte del dinero para realizar su película fue su tía Pura de A Coruña". Y la historia de los muertos que se levantaban fue una evolución de un relato de su madre, que le contaba historias de miedo de Galicia en las que había muertos que por la noche iban a buscar a personas a sus casas. Cuando le preguntó quiénes eran, le dijo que era la Santa Compaña.

Como final alternativo para la Santa Compaña, Pedro Pérez dio paso a fragmentos de la entrevista del octogenario de Olives Sabino Brea que le relató cómo, hace ya seis décadas, cuando se dirigía a regar sus fincas con un vecino ambos vieron venir por el camino a un ataúd que avanzaba solo, a la altura habitual del hombro de una persona, pero sin que aparentemente hubiese nadie que lo sostuviese. Era como si flotase. Siguiéndolo llegaron a un prado que conocían muy bien. Estaba desierto en lugar de estar lleno de árboles, como siempre ocurría. Escucharon un zumbido enorme hasta que tocaron un muro de piedra y todo volvió a la normalidad. Huyeron despavoridos y, al llegar a casa, le refirieron lo ocurrido a su abuelo. Este se mostró convencido de que era el lúgubre presagio de que iba a fallecer su hermano. No solo se cumplió esta premonición sino que, además, murió también su sobrino. La Santa Compaña, explica Pérez, es "siempre anuncio de muerte". Y "quien ve" ese tipo de cosas, suele "ver más veces". "Puede que Sabino tenga un don", explica. Posteriormente recibió una extraña visita nocturna. Le tocaron en la ventanajusto cuando su prima estaba falleciendo a muchos kilómetros de distancia. Y en vísperas del fallecimiento de su abuelo, cuando regresaba de "mocear", se encontró en la puerta de su casa a una figura muy alta y callada que su padre ya percibió como un mal augurio. "Se supone que era la muerte", explica Pérez.

Esta estuvo muy presente al inicio de su charla ya que Pérez habló de Manuel Blanco Romasanta, el "hombre lobo" de Allariz, "posiblemente el primer asesino en serie de la historia de España que fue juzgado como hombre lobo" y condenado a garrote vil si bien un médico francés que leyó y creyó su historia logró que la reina Isabel II le conmutase la pena por la cárcel. Falleció de cáncer de estómago en un penal de Ceuta y lo enterraron en una fosa común, por lo que no se pudieron recuperar sus restos. Se sabe que asesinó a personas durante sus viajes por el norte peninsular,(era vendedor ambulante), explica, y en unas jornadas que se celebran desde 2011 en Allariz médicos, científicos, abogados y policías han abordado su caso. Un comisario se mostró convencido de que posiblemente se alimentase de pan de centeno, que desarrolla una bacteria que es uno de los componentes de la droga LSD. Vio posible que tuviera delirios y que matara pensando que verdaderamente era un lobo.