Los municipios de Deza también lograron superar un verano que se antojaba peligroso pero se han encontrado con que un otoño poco lluvioso comienzan a hacer surgir problemas de abastecimiento, dado el bajísimo caudal que presentan arroyos, ríos y embalses. Las dificultades para disponer de agua se detectan sobre todo en los dos concellos más grandes de la comarca, Lalín y Silleda.

El edil de Rural de Lalín, Miguel Medela, explicó estos días que desde finales de verano el GES transportó hasta en cuatro ocasiones agua en la motobomba (con una capacidad de 8.000 litros) a la traída de Palmou. Se optó incluso por conectar a algunos vecinos al pozo municipal del centro social y ahora se estudia realizar canalizaciones para que algunos residentes puedan abastecerse de la traída municipal que lleva agua a Palio. Además de Palmou, la motobomba también suministró agua a la traída vecinal de Rodelas, así como a las de Cadrón (en dos ocasiones) y de Madriñán (en cinco). En estas dos parroquias se le facilitó el suministro incluso a algún particular.

En Silleda, si bien el suministro de agua a las traídas vecinales no es tan intenso, sí se detecta un aumento de solicitudes para engancharse a las redes, sean municipales o vecinales. Desde septiembre se registran, en concreto, 19 peticiones de alta, repartidas entre las parroquias de Cortegada (4 peticiones), Manduas, Vilar, Rellas (con 3 cada una), Taboada y Saídres (2) y, por último, Margaride y O Castro (una cada parroquia).