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Leche ecológica con raíces silledenses

Una "buena higiene" y una alimentación basada en el pastoreo son para el ganadero Benito Mouriño las principales claves para su lograr el premio Exceleite de la Xunta

Benito Mouriño González y su nieto en la explotación de Laro. // Bernabé/Luismy

Hace apenas dos años que Benito Mouriño González pensó en dejar el negocio de leche ecológica con el que llevaba ya ocho. Un cortocircuito provocó un incendio en su granja con daños que rondaron los 100.000 euros, un golpe duro que no impidió que continuase su proyecto. Ahora, dos años después de aquello, este silledense que vive en la parroquia de Laro ha sido doblemente galardonado por los premios Exceleite, organizados por la Consellería de Medio Rural, y que reconocen la excelencia de la calidad higiénico-sanitaria de las granjas lecheras gallegas. En esta ocasión, Mouriño se ha llevado el título en la categoría de pequeño extensivo y el segundo puesto en la de ecológico.

El propietario de la explotación ayer junto su nieto de 13 años, mostraba todavía su satisfacción por recibir ambas destinciones. Recordaba como en 2007 inició el proceso de transformación para pasar de una explotación convencional a una ecológica. "En mi período de conversión pensé volver atrás, la manera de trabajar cambia mucho, pero a día de hoy estoy muy satisfecho de seguir así, porque estoy convencido de que estoy haciendo una producción de calidad", reconoce el ganadero. De las 20 vacas que contaba al principio, actualmente son 52 cabezas las que tiene la explotación, un aumento considerable en una apuesta por entrar en un nicho de mercado en auge. Asimismo, el trabajo de esta granja recae principalmente en Benito Mouriño, que tiene 62 años y su mujer, Mª Teresa Espiño González.

El motivo que lo llevó a realizar este cambio de producción fue "porque soy amante de la naturaleza y de los productos ecológicos, tanto en la leche como en las verduras", indica. Entre los secretos para conseguir los premios, destaca la higiene, la alimentación basada en el pastoreo, así como mucho trabajo y sacrificio. "El secreto es que las vacas están en pastoreo a diario y para ello se requiere mucha superficie. Otro punto importante es la higiene", resalta el análisis periódico de los animales para no infringir los parámetros permitidos, tales como las células somáticas. Un trabajo costoso pero gratificante con el que espera que siga el legado su nieto, que con 13 años colabora en algún que otro trabajo. Otra de las características que tienen las explotaciones ecológicas es que el ganado producen menos cantidad, "pero que se recompensa con la calidad", dice.

Además del duro inicio, Mouriño también vivió un mal momento que hizo tambalear el negocio, pues un cortocircuito arrasó un almacén de hierba seca. "Perdí nueve vacas y maquinaria, con costes de unos 100.000 euros", explica. Sin embargo, el esfuerzo le hizo continuar.

Destaca también la diferencia entre la leche ecológica y la convencional. "La alimentación está exenta de productos químicos, hay un gran control de los animales. La leche es totalmente natural, como había antiguamente. Hay que ceñirse a los parámetros, como por ejemplo que el abono orgánico, de la propia granja, no puede pasarse del nitrógeno permitido", afirma.

En cuanto a las distinciones apunta que "no es un premio en metálico, pero sí simbólico, que para mi es un orgullo, que refleja todo lo que hemos conseguido y espero que sea un ejemplo para aquellos que buscan hacer un producto de calidad como es la leche ecológica".

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