Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un paso con historia

El puente medieval sobre el Ulla en Pontevea suma una nueva victoria a su haber al ser declarado BIC

Una barca navega por el Ulla con el puente como telón de fondo. // Fondo fotográfico Manuel Castro Vilar

Es difícil imaginar que un día lo cruzasen autobuses o camiones o pensar cómo se ingeniaría el tránsito en dos sentidos circulatorios. Sin embargo, con sus 2,5 metros de ancho, el puente medieval de Pontevea plantó cara a estas dificultades cotidianas, naderías para una estructura curtida en mil batallas, algunas de ellas contra las mismísimas tropas francesas y otras contra las amenazantes crecidas del Ulla. En todas ellas el puente salió victorioso, reponiéndose a las cicatrices de estos achaques y llegando incluso a evitar el derribo. Su última contienda fue administrativa y le permitió salir reforzado con la protección de ser declarado ayer mismo por el Consello da Xunta Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento.

Al pie del puente un cartel lo bautiza como "Ponte Abea", como figura en los primeros documentos sobre la infraestructura, de comienzos del siglo XVI. Sus características arquitectónicas enmarcan la construcción en el tipo románico-ojival, con seis arcos de cantería apoyados en cinco grandes pilares, con tallamares triangulares aguas arriba para suavizar la presión y trapezoidales aguas abajo. Con reconstrucciones importantes en el siglo XVIII, existe la certeza de que en él confluían rutas comerciales y de peregrinación. Se trata de un paso sobre las aguas del Ulla. Un puente entre dos municipios (A Estrada y Teo) y dos provincias, (Pontevedra y A Coruña) pero también un testigo de excepción de los avatares de la historia.

Escritores e historiadores como Manuel Reimóndez Portela han dedicado esfuerzos al estudio de este puente, una labor en la que se detalla la importancia histórica de este paso de peregrinos hacia Compostela o los episodios de la Guerra de la Independencia contra los franceses.

El puente fue testigo de numerosos enfrentamientos bélicos contra las tropas napoleónicas. Según indican fuentes conocedoras de la historia de esta infraestructura, entre marzo y abril de 1809 fue uno de los puntos donde se atacó a los soldados franceses que se dirigían a Compostela. Aluden a la existencia de documentos en los que se narran las batallas por el control del puente, que salió con sus estructura seriamente dañada.

En el momento de presentar en 2015 la iniciativa del BNG para que el puente fuese declarado BIC, la historiadora del arte e integrante de esta formación Susana Camba explicó que, con la intención de impedir el avance de los franceses, los vecinos tiraron uno de los arcos en varias ocasiones y que fueron los galos quienes se afanarían por reconstruirlos con estructuras de madera. Concluida la guerra, y a petición popular, se ejecutaría una primera restauración en el año 1822, hasta hacerla completa en 1845.

Las crecidas del Ulla también supusieron una amenaza para este paso. Una de las más serias fue la que Reimóndez Portela sitúa en uno de sus libros en el 18 de febrero de 1571. Señala que se rehizo en el siglo XVIII siendo el arquitecto de la obra Ferro Caveiro.

Un estudio publicado por Olalla Barreiro Molano en A Estrada. Miscelánea Histórica e Cultural -la publicación del Museo do Pobo Estradense- detalla que fue en el año 1953 cuando el Concello de A Estrada solicitó la ampliación del puente. Se alegaba entonces que sus 2,5 metros no permitían el paso simultáneo de vehículos y dificultaban el tránsito de camiones o autocares, además de señalar debilidades estructurales. Se plantearon varias intervenciones en el puente, algunas pensadas para ganar un ancho de cinco metros de calzada y otras dispuestas incluso a derribarlo. Afortunadamente ninguna llegó a cuajar.

Este paso sobre el Ulla llegó a la década de los 60 con 2,5 metros, si bien un cambio de los bordes de piedra por unas barandillas metálicas le permitieron ganar medio metro de ancho. Un nuevo viaducto dejó atrás en 1980 los problemas de tránsito. "A Ponte Nova" facilitó las comunicación de los estradenses con Santiago y "A Ponte Vella", ya cerrada al tráfico desde hace décadas, continúa en pie para disfrute de todos.

Compartir el artículo

stats