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Un destino turístico para tiempos de sequía

El pantano de Portodemouros está al 46% de su capacidad y permite visitar los restos de aldeas anegadas

Un cauce seco en la vertiente agoladesa del pantano. // Bernabé/Javier Lalín

El año hidrológico que acaba de terminar (comenzó el 1 de octubre de 2016 y remató el pasado 30 de septiembre) fue el octavo con menos precipitaciones desde 1981, según el informe de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). A escala gallega, las lluvias de ese período no llegan al 75% de los que considera un valor normal para la comunidad. Esta falta de precipitaciones tiene una estampa muy clara en la comarca: el embalse de Portodemouros. Y es que de la misma forma que el bajísimo caudal del Miño no pudo impedir que los fuegos atravesasen de una ribera a otra durante la oleada del pasado fin de semana el Ulla, el segundo río más importante de Galicia, también acusa la falta de lluvias, hasta el punto de afectar a la pesca.

Ya a finales de enero, el pantano de Portodemouros, igual que ocurría con el de Belesar, en Chantada, contribuía a poner de moda el turismo de sequía, ese que permite contemplar aldeas que en su momento quedaron ocultas por presas de agua y que ahora, gracias al cambio climático, emergen cada vez con más frecuencia, para deleite de los visitantes y nostalgia de quienes se criaron allí y tuvieron que construir sus nuevas viviendas y toda su vida varios metros arriba. Pasa con la aldea de O Marquesado, pero también con la cercana de Ponte, ambas en la parroquia agoladesa de Brocos.

En enero, Portodemouros llegó a estar por debajo del 40% de su capacidad total (puede albergar 297 Hm3), y esta semana está al 46,8%, con 139 Hm3. Es aún imposible ver la iglesia que quedó sepultada para siempre bajo el manto azul del agua, pero sí se puede pasear entre los muros de las casas y sacarse la foto de rigor ante lo que se conoce ya como "el árbol del ahorcado", una higuera cuyo tronco reseco aún desafía el paso del tiempo. El volumen de agua embalsada que tiene ahora mismo el pantano es bastante inferior a los 197,33 que registraba la misma semana del año pasado (entonces, el porcentaje subía al 66,3%). La presa se destina a producir electricidad y también a actividades de pesca y deportes. Por el momento, garantiza el caudal ecológico, que permite la subsistencia de fauna del Ulla, cuyo afluentes también detectan la falta de precipitaciones.

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