Los perros de Lalín tendrán su propio sitio de recreo, tal como anunció ayer Celia Alonso, concejala de Medio Ambiente, Parques y Jardines. El área se ubicará en un espacio verde actualmente sin uso del entorno del Auditorio Municipal, concretamente, cerca del lateral sur del edificio. La superficie habilitada para el ocio canino será de 1.500 metros cuadrados. El Concello dispone de un presupuesto de unos 20.000 euros para su creación; la obra será adjudicada próximamente, con el objetivo de que pueda estar finalizada "lo antes posible", apunta Alonso.

La puesta en marcha de la nueva infraestructura da respuesta a una vieja reivindicación de vecinos del casco urbano que demandaban un espacio adaptado al esparcimiento de las mascotas y sus dueños. "No fue fácil encontrar un lugar que no estuviese muy desplazado del centro y que reuniese las condiciones para albergar un parque para perros, tales como contar con auga o la presencia de sombra", expone la concejala, que ayer visitó el espacio junto al teniente de alcalde, Nicolás González Casares. Añade que en la elección de la finca se tuvo en cuenta que muchos ciudadanos ya tienen la costumbre de pasear sus perros por esta zona, de modo que, dentro de las múltiples posibilidades barajadas por la concejalía, "finalmente, nos pareció el sitio más adecuado", subraya Celia Alonso.

Supervisión de los dueños

La necesidad de esta infraestructura responde a que Lalín -con una alta población canina- goce de un espacio en donde los perros puedan correr libremente, jugar, divertirse y ejercitarse, ya que suelen pasar mucho tiempo en espacios reducidos; además, hay que tener en cuenta que en el resto de la localidad, incluido el Paseo do Pontiñas, es obligatorio que las mascotas paseen con correa. Por otro lado, el parque de ocio canino brinda a los perros la oportunidad de relacionarse entre ellos y a los dueños que comparten afición por estos animales, la de intercambiar experiencias y conocimientos. No obstante, aunque la prioridad del área es que los perros estén sueltos, han de estar siempre bajo la supervisión de una persona responsable; "no se puede dejar al animal en el parque y desentenderse de él", advierte la edil.

La zona que se va a utilizar, de 1.500 m2, corresponde toda ella a pradera. Será cercada con una malla simple de unos dos metros de altura para evitar fugas y con un punto de acceso formado por una puerta abatible con cierre exterior. También se instalarán dos billas independientes para su utilización por parte de personas y canes, así como un bebedero de acero con hueco en la parte central para evitar el estancamiento del agua. Por otra parte, se colocarán juegos que permitan a los animales saltar y ejercitarse y un "pipican" con zona circular decorada y vallada en su perímetro. Las deposiciones sólidas deberán ser retiradas por los amos de las mascotas y depositadas en las papeleras habilitadas al efecto.