Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dos décadas dando entrada al disfrute del Ulla

El Areal de Berres cumple veinte años desde su puesta en valor

Jóvenes acometiendo el vallado en los primeros años de recuperación del lugar. // Pili Ferreira Fernández

Era, simplemente, el lugar a donde los niños y jóvenes de la parroquia acudían en verano a darse un chapuzón, un paraje virgen para disfrute de unos pocos, los que lo conocían. Veinte años después, y un intenso y altruista trabajo de puesta en valor de por medio, han convertido al Areal de Berres en una de las áreas recreativas emblemáticas de A Estrada, frecuentada no solo por los vecinos del municipio sino por los de concellos limítrofes y por foráneos.

Fueron precisamente aquellos jóvenes que eligieron el enclave para pasar allí el estío los que impulsaron entonces su puesta en valor. Un proceso de concentración parcelaria permitió habilitar una zona como masa común. Fue a partir de esta catalogación cuando se inició el trabajo para acondicionar una superficie que ahora ocupa unos 500 metros de largo y alrededor de 20 metros de ancho y para la que también particulares han cedido cinco fincas para su uso público. Fue en la época en el que el uso de máquinas desbrozadoras comenzó a popularizarse cuando un grupo de chavales vio factible la posibilidad de poder mantener limpia esta parte de la ribera del Ulla, de hacer más accesible una zona que hasta el momento contaba con dos entradas de baño. El primer grupo de limpieza estaba formado por cuatro jóvenes de la parroquia, los mismos que también empezaron, poco a poco, a vallar el área con postes de madera. Fue una labor a la que, con el paso de los años, se sumaron personas foráneas y que se realizó sin ayuda económica.

Hoy en día el área dispone de bancos y mesas en los que poder disfrutar de una comida al aire libre. Es también un espacio con lugar para el arte, pues en él se asientan distintas piezas escultóricas. O Areal invita al disfrute durante todo el año, aunque su día por excelencia coincide con la celeberación del San Juan, cuando allí se organiza una singular y concurrida fiesta.

Los promotores de la puesta en valor de este área natural agradecen la colaboración de todos aquellos que durante los últimos veinte años han colaborado en el proyecto, así como a la sociedad de A Estrada a través de su corporación municipal, que en estos últimos años ayuda económicamente al mantenimiento de la zona. Haciendo balance de las últimas dos décadas, recuerdan momentos "tristes", como la pérdida de casi todos los ejemplares de olmos por una peste europea, así como de fresnos y robles emblemáticos. También lamentan la plantación de eucaliptos en la orilla de la parte de A Coruña, por su carácter invasor y ven con preocupación el proyecto de la mina de Touro y su posible afectación al Ulla. La parte positiva está, sin duda, en ver cómo "la gente respeta mucho el lugar y cada año hay más visitantes". Quienes al principio les advertían de que la zona acabaría siendo víctima del vandalismo se equivocaron. Y en relación a esto, lanzan una petición: que se recupere el Castro de San Miguel, el gran sueño del médico Reimóndez Portela.

Compartir el artículo

stats