La Dirección General de Sanidad Animal de la Producción Agraria, dependiente del Ministerio de Agricultura, está dispuesta a que las indemnizaciones que reciben los ganaderos por cada vaca que deben sacrificar al dar positivo en tuberculosis pase de un baremo del 75% de valor del animal al 85%. Pero la compensación subirá un 10% más si el ganadero pertenece a una Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera (ADS) y un 5% más, hasta completar el 100%, si además la res está inscrita en el libro genealógico.

El director general de Sanidad Animal, Valentín Almansa, y la subdirectora general, Beatriz Muñoz, se reunieron ayer con representantes de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) para abordar esta cuestión. Su responsable de Ganadería, el lalinense Román Santalla, adelanta que si bien Agricultura asume estas indemnizaciones, le corresponde a la Xunta de Galicia pagar el lucro cesante y expedir también una subvención para la reposición de ganado. Santalla aprovechó para alertar de que en varias explotaciones "que llevan años limpias de tuberculosis" se están dando casos de falsos positivos, que además de provocar el sacrificio del animal obliga a inmovilizar la granja y a congregar más reses de las que puede soportar el establo, ya que no puede vender animales tras ese diagnóstico.

Durante el encuentro también se anunció la publicación de dos decretos: el referido al plan de residuos y que tiene que pasar la criba en Bruselas, y otro referido a la fauna salvaje. UPA recordó que la densidad de, sobre, todo, jabalí, en Galicia es muy superior a la que soportan Extremadura o Castilla-La Mancha, "y sin embargo no tenemos información sobre el estado sanitario de estos animales, que pueden contagiar a cabañas ganaderas en extensivo". Santalla se refiere no solo al cerdo salvaje, sino también al corzo y al lobo. Por eso, propuso una vez más que se realicen analíticas de vísceras de las piezas que se cacen en batidas, por ejemplo. "Al jabalí hay que darle un calificativo de plaga, y por eso se precisa un tratamiento como tal", recuerda. Los destrozos que provoca este animal en maizales de Deza y Tabeirós crecen cada temporada, pero es que además se ha convertido en uno de los principales depredadores de conejos y de perdiz. La proliferación de montes abandonados y llenos de maleza, unido a zonas que llevan años vedadas a la caza, favorece su reproducción. Basta con pensar que casi todas las sociedades de caza piden aumento de cupo de las piezas que pueden matar.