A mediados de septiembre, la Consellería de Medio Rural dio a conocer su programa de vigilancia y control de la velutina, que clasifica a los concellos en función de qué servicio se encarga de retirar los enjambres de invasoras. Agolada es un municipio colaborador, de modo que Protección Civil asume este trabajo, mientras que el Grupo de Emerxencias Supramunicipais de Lalín (GES) hará lo propio en este municipio, así como en Cruces, Rodeiro y Dozón. Silleda, por su parte, depende la empresa que contrata Medio Ambiente para estos menesteres. Los bomberos quedan al margen de la retirada de nidos, debido a que tienen que estar disponibles para otro tipo de urgencias.
La proliferación de velutinas en copas de árboles y tejados de casas abandonadas es tal que GES y Medio Ambiente están desbordados, mientras el equipo de los bomberos no se utiliza. Así es que en Sulago, en la parroquia cruceña de Merza, lleva dos meses aguardando a que se retire un nido, como hizo constar el propio alcalde, Jesús Otero, en el último pleno. Varias semanas son las que acumula un nido en el patio de una vivienda en Moalde, así como otros tres en Abades, repartidos en una era y árboles. A ellos se suman otros detectados en las parroquias de Martixe y Breixa, "donde localizamos uno en un eucalipto, a una altura equivalente a la de un tercer piso", relata una vecina. Esta mujer tiene colmenas para autoabastecimiento, y su producción ya se ha visto muy afectada "porque la velutina ya atacó a los enjambres en mayo y no salieron a trabajar". Recurre a remedios caseros, con los que logra deshacerse de unas 100 velutinas diarias, pero avisa de que las colmenas colocadas a cierta altura solo pueden destruirse o con fuego o incluso a tiros. "Algunos productores ya han perdido todas sus colmenas, porque la avispa asiática las aniquila en cuestión de días". Y es que cada ejemplar de velutina puede devorar, a diario, entre 25 y 50 ejemplares de abejas. Y ojo, porque cada año se expande unos 50 kilómetros.
