Agapel Pelting, la peletera que desde 2011 cuenta con una nave en el recinto ferial de la Semana Verde, iniciará la temporada a finales de este mes y hasta marzo, con un crecimiento del 20% en relación al medio millón de pieles de visón que se trataron el año pasado, según explica el director comercial de la empresa, Alejandro Prats. En Silleda se realiza un primer curtido y desengrasado de las pieles. "Se trata de un curtido bruto, para enviar el producto al peletero, que se encarga de un curtido más fino", apunta Prats.
El aumento de producción de Agapel Pelting se debe al incremento de clientes. Si en años anteriores exportaba buena parte del producto a Finlandia (donde se asienta la empresa matriz, Finish fur Sales) y Dinamarca, para su venta en subastas ahora la red de clientes ha crecido por todo el territorio español, con gran relevancia de los peleteros gallegos. "El 80% de nuestros clientes son de Galicia, aunque también destacan los de Ávila, Madrid o Bilbao".
Durante la temporada alta, Agapel Pelting contará con una plantilla de 40 personas, una cifra idéntica a la de años anteriores. Ahora mismo la empresa se encuentra en plena selección de personal. Por norma, "tenemos personas de un año para otro, porque se requiere cierta experiencia y varios trabajadores desempeñan puestos clave", señala Prats. En el periodo entre marzo y octubre, la nave cuenta tan sólo con un par de personas, que se encargan del mantenimiento y la oficina.
Los visones que se tratan en esta nave proceden de granjas de, sobre todo, A Coruña. Había proyectos para explotaciones en Parada (A Estrada) y Baiña (en Agolada), pero las presiones de los ecologistas motivaron que desde las administraciones local y autonómica se endurecieran los requisitos a la hora de obtener licencias para esta actividad, con lo que estos proyectos están parados. "Hay mucha presión desde fuera y no existen muchas facilidades", admite Prats, pero no descarta que a medio plazo sí salga adelante alguna explotación en la zona norte de la provincia o en otros puntos de la geografía gallega, ya que algunas licencias sí se han concedido.
Desde colectivos ecologistas como Adega, tiempo atrás se indicó que el desembarco de las peleteras de lujo en el sur de Europa se debía a que su normativa era más blanda que en el norte de la Unión. A su vez, también alertaban de la mala praxis de los "ecoterroristas", que liberan a los visones de las granjas provocando así un gran impacto medioambiental,
