Si ya el catastrazo despertó un gran revuelo por obligar a legalizar hasta depósitos de agua que en su momento los antiguos dueños cedieron para uso público (ocurrió en Lalín), las inspecciones de Trabajo en plena cosecha para detectar posibles temporeros sin contrato "se salen de contexto". Así las califican varios hombres y mujeres residentes en diferentes puntos de la comarca dezana, muy vinculados al campo y que han crecido con la estampa de familiares y vecinos echándoles una mano con las labores del campo que marcan el final de verano.

Manuel Fernández López vive en Castro de Cabras, tiene una explotación de vacuno de leche y está al frente de la cooperativa Gandeiros de Deza. Conoce muy bien el sector primario, por su profesión y porque durante años ocupó la concejalía de Actividade Agraria con el PP lalinense. Como ganadero, recalca que la colaboración vecinal desinteresada es algo que viene ya de viejo. "En esa zona es habitual que, por ejemplo, tres vecinos ensilen en conjunto, eso sí, cada uno tiene su seguro". Fernández toma las palabras de la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, y ve normal que niños y jubilados echen una mano a la hora de recoger patatas, uva o espigas de maíz. "No existe ninguna normativa que impida a un pensionista cultivar para su autoconsumo. Estas inspecciones son desmesuradas".

Sí les ve más sentido, en cambio, si Trabajo se centra en el proceder de grandes empresas. Como presidente de una cooperativa, incide en que los trabajadores de Gandeiros de Deza tienen un seguro para trabajar en exclusiva con la entidad y con máquinas de la misma, de modo que si un socio requiere los servicios de estos conductores para que manejen un tractor privado, tiene que asegurarlos por el período que duren esos trabajos. En este sentido, apunta que los trámites que debe seguir una cooperativa para contratar a un temporero "son muy fáciles, de modo que a una explotación tampoco le cuesta un gran trabajo". Con un tajante "Hacienda somos todos, aunque esta cuestión dependa de Trabajo" Fernández aconseja al ministerio que centre sus pesquisas en empresas de grandes dimensiones, orientadas a la venta de su producto y en las que pueden darse casos de contrataciones irregulares a temporeros extranjeros, ya que estaría en peligro el trabajador y además la firma se expone a notables desembolsos económicos en caso de que se produzca un accidente.

Aunque estemos en un sector cada vez más mecanizado, hay determinados trabajos del campo que precisan de la intervención humana, como la vendimia o la retirada de las espigas maduras. Las máquinas, en estos casos, sirven para transportar el producto, pero de momento no se ha inventado nada que corte los racimos o extraiga la espiga de la planta. Y, si tenemos en cuenta que en las aldeas cada vez viven menos familias y éstas no tienen más allá de cuatro miembros, por norma, la colaboración entre vecinos o de familiares ubicados en las ciudades se hace imprescindible para que la labor no se eternice.

Es lo que ocurre en Vilatuxe. En una finca de esta parroquia lalinense se juntaron, precisamente, cerca de 30 personas a principios de este mes para recoger la cosecha de patatas, tal y como ilustró FARO en un reportaje. "Aquí siempre nos ayudamos entre todos, y más ahora, que cada vez vivimos menos gente en la zona", apunta el pedáneo, Manuel Fernández Romero. Para este vecino, la decisión de Trabajo "se sale un poco de contexto, porque hay que pensar que no todos los municipios tienen, ni de lejos, el volumen de cosecha ni la intención de exportar patata como ocurre en Xinzo o Coristanco, pero del fisco podemos esperarnos cualquier cosa", añade. La estrecha colaboración de los vecinos de Vilatuxe va más allá del campo: basta recordar la implicación de todos para poner en marcha la Feira dos Carballiños, que desde hace siete años se celebra a mediados de mayo y que recrea el glorioso mercado que acogía el pueblo hasta mediados del siglo pasado.

Es más, si Trabajo desea pruebas de hasta qué punto la ayuda por "amistad, benevolencia o buena vecindad" basta con que eche un ojo a las recreaciones lúdicas de la malla en Doade o en Silleda. La separación del grano y la paja de trigo o centeno requirieron, desde siglos, la colaboración no solo de vecinos, sino incluso entre parroquias, tanto antes como después de la llegada de las máquinas. Y ya que hablamos del Estatuto de los Trabajadores modificado por última vez en 2015, el edil Juan José Cruz recuerda que los supuestos de multa se encaminan a "solamente producciones profesionales destinadas a la venta". Para un agricultor no habría problema en los supuestos de un autónomo (RETA) agrario que trabaja de modo puntual en la explotación de otro RETA o en la colaboración de familiares hasta el segundo grado que viven con el titular de la explotación. De no cumplirse estos supuestos, pueden darse sanciones y el familiar o amigo podría perder las prestaciones.