Lupe López y su hijo, de nueve años, trataban aún ayer de recomponerse del tremendo susto sufrido en la tarde del pasado domingo cuando un incendio quemó gran parte de la casa en la que residen, una vivienda de dos plantas situada en el número 10 de Figueiroa de Arriba, en A Estrada.

La madre solicitó permiso para poder entrar en la vivienda y empezar a recomponer los estragos causados por las llamas. Por ello, un técnico del Concello de A Estrada se desplazó en la mañana de ayer a la vivienda para comprobar el estado en el que se encuentra. Después de realizar la pertinente inspección, determinó que la estructura del inmueble no se ha visto dañada, según confirmó el edil de Obras e Servizos, Juan Constenla,.

Así las cosas, Lupe y su hijo pudieron volver a entrar en su domicilio, después de pasar la noche en la casa de unos familiares. Por otra parte, el departamento de Servizos Sociais municipal también se puso en contacto con la madre para ponerse a su disposición en caso de que necesite algún tipo de ayuda. Según indicó ayer la concejala responsable, Amalia Goldar, la mujer tiene previsto acudir hoy a las dependencias municipales para "ver cómo está su situación y en qué se le puede ayudar", explicó Goldar.

Sin más demora, Lupe López empezó en la mañana de ayer a limpiar su vivienda, labores a las que contribuyeron también amigos. Visiblemente afectada por los daños que el fuego ocasionó en el inmueble, la mujer se consuela pensando que, al menos no hay que lamentar daños personales. El menor sufrió quemaduras de carácter leve en un dedo, por las que fue atendido en el centro de salud de la localidad. Según explicó a FARO, "el fuego prendió en un trapo que había sobre una lámpara encendida sobre la mesilla y se extendió a las mantas y a la cama" de la habitación de su hijo.

Ella misma fue quien, de inmediato, llamó al 112, al intentar apagar las llamas y comprobar que no era capaz de sofocarlas. Emerxencias A Estrada se trasladó con prontitud a la vivienda nada más recibir el aviso, en torno a las tres de la tarde. Fue este equipo quien se encargó de las labores de extinción, que se dieron por concluidas en torno a las cuatro y veinte de la tarde, una vez ventilada la vivienda. La alta carga de combustible existente y el consecuente calor generado en el interior del inmueble provocó una deflagración que terminó por hacer volar una de las ventanas.

Las llamas arrasaron un cuarto y afectaron directamente a otras dos estancias, si bien el resto de la casa quedó dañada por el humo y las elevadas temperaturas alcanzadas.

Madre e hijo aún no podrán vivir en la casa. Le faltan ventanas y hay que acondicionar su interior. El técnico municipal le confirmo que "la estructura de la casa está bien, pero hay que pintar y poner ventanas", una labor para la que precisará ayuda. "No sé cómo haré, no tengo ni idea, sobre la marcha... Espero que me ayuden desde el Concello", reconocía ayer. Lo cierto es que el interior de la vivienda quedó completamente teñido de negro, a lo que hay que sumar las pérdidas de mobiliario y enseres que la familia guardaba en su interior.