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El segundo verano más seco del siglo

La estación de Meteogalicia en el casco de Lalín suma 26,6 milímetros de lluvia desde junio -Camanzo registró la temperatura más alta del estío, 36,8 grados, el 21 de agosto

El río Asneiro a su paso por Pozo Negro, en Catasós, durante la primavera y el pasado día 13 de este mes. // Fotos: Daniel González Alén

Los meteorólogos auguraban un verano seco y con temperaturas altas. Y acertaron, hasta el punto de que el estío que hoy termina (el otoño entra pasadas las 22.00 horas) es el segundo más seco de lo que llevamos de siglo, según los datos de Meteogalicia. Desde el 21 de junio, en la estación de Mouriscade se recogieron 85,2 litros por metro cuadrado (l/m2), un valor que convierte al verano de 2017 en el segundo más seco de lo que va de siglo, solo superado por los 76,4 l/m2 del estío del año pasado. La falta de precipitaciones de los últimos meses es aún más grave en el casco urbano de Lalín, donde hay una estación desde marzo y en la que solo se recogieron, desde junio, 26,6 milímetros de precipitaciones. La situación no es mucho mejor para el resto de estaciones de la zona: en la Serra do faro se recogieron 124,8 milímetros en tres meses, frente a los 152,8 de Pereira (en Forcarei) y los 55 de Camanzo, en Vila de Cruces.

En este sentido, el geógrafo Antonio Presas presenta el debate sobre si hay o no una sequía dramática en este año porque, recordemos, los únicos episodios de lluvias intensas se ciñen a principios de febrero, finales de marzo (con nevada incluida) y mayo. Presas señala que las precipitaciones acumuladas entre enero y agosto de este año ascienden a 647,2 milímetros, mientras que la media que marcan las mediciones de los periodos de 1856-1982 y 1993 a 2017 (son 52 años en total) es de 772,8 milímetros. Los datos que se obtienen de la estación del Instituto Laboral así como de la propia estación que tiene Presas indican que, en esos 52 años, hay 19 que presentan valores inferiores a los de este año. El más extremo es el de 1960, con sólo 393,9 l/m2 de precipitaciones en ocho meses. En el lado opuesto se coloca el año de 1971, con 1.353 milímetros. Hay otros 31 años que también mejoran las cifras del presente ejercicio.

Sea como fuere, lo cierto es que arrastramos casi un año de sequía: Presas indica que desde septiembre del año pasado se recogieron 941,6 milímetros, mientras que el promedio de los 52 ejercicios reseñados asciende a 1.341,9. Así es que el balance hídrico es negativo desde que arrancó el verano. Este concepto tiene en cuenta tanto las entradas de agua (a través de lluvias, filtraciones subterráneas o descargas de centrales hidroeléctricas) como las salidas (por evapotranspiración de bosques, evaporación en lagos y pantanos o desembocaduras en el mar). En Mouriscade, se llegó a un balance hídrico negativo de 145,9 en julio, que en Camanzo, al llover tan poco, rebasó los 147 milímetros negativos.

Fue precisamente la estación de Camanzo la que registró la temperatura más elevada del verano, 36,8 grados, el 21 de agosto. En ese mismo mes, los termómetros también se desplomaron a los 8,3, lo que da una idea de las tremendas oscilaciones térmicas propias de las últimas semanas del estío. De hecho, la llegada del otoño ya se nota desde hace unos días en la cabecera comarcal: en Mouriscade, las mínimas cayeron a los 0,3 grados, el pasado sábado, día 16.

A la espera de El Niño

De cara al otoño a punto de arrancar, la Organización Meteorológica Mundial apunta que en este último trimestre del año podría formarse un episodio de El Niño, un fenómeno que se produce en el Pacífico y que motiva una temperatura alta del agua, lo que desencadena un ambiente más húmedo y lluvioso. La Niña produce el efecto contrario.

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