"Soy friki en el buen sentido de la palabra", se ríe el mago estradense Manu Carbón intentando explicar por qué se define así en el vídeo de presentación que se emitió el lunes por la noche en el programa previo al estreno de Gran Hermano (GH) Revolution. "Me considero bastante peculiar... muy peculiar", agrega, antes de explicarlo mejor: "tengo la habitación empapelada con pósters, espadas por todos lados... De Star Wars. También tengo varitas de Harry Potter y me encantan los videojuegos". Además, le gusta vestir de traje. Tiene "muchísimos". Si el hábito hace al monje, al mago puede que también lo haga el traje. Es, en fin, un joven de su tiempo, que ha crecido en una cultura cinematográfica y muy visual con la que se identifica y que en la mañana de ayer, cuando habló con FARO, soñaba con ser uno de los dos afortunados a los que anoche los votos del público les abrirían de nuevo la casa de Gran Hermano. Allí había estado desde el domingo hasta el programa del martes, cuando entraron en la casa de Guadalix sus 18 primeros habitantes. Convencido de que el público debería votarle a él para tener dentro de la casa a alguien con quien pudiera identificarse, con "una forma de ser" y de comportarse que "puede resultar divertida", garantizaba que, si le apoyaban, "van a tener ganas de ver el programa para ver lo que hago".
Seguro de sí mismo y "muy positivo", este vecino de la parroquia estradense Lagartóns -de la que hizo patria en su presentación del lunes señalando que es "una pequeña aldea" de "200 habitantes"- a la espera de la gala de anoche, que continuaba celebrándose al cierre de esta edición, creía que sería su oportunidad para "crecer personalmente" y también profesionalmente. Aunque acabó el pasado año Educación Primaria y este año, con 22, se presentó a las oposiciones, su gran sueño es poder dedicarse realmente a lo que le gusta: la magia.
La practicaba de niño, dejando boquiabiertos a sus amigos y compañeros de clase. Y sigue haciéndolo. En todas partes aunque, si cabe, un poquito menos en casa. A su hermana, de 17 años, suele sorprenderla a menudo con sus trucos. Sus padres, en cambio, afirman conocer menos esa faceta de Manu, que sorprendió mucho a familias y niños en la despedida del campamento estival del Recreo Cultural en el que Manu lleva ejerciendo de monitor dos veranos.
Persiguiendo su sueño, hace tres meses acudió a un casting de Got Talent y allí le propusieron presentarse al de Gran Hermano. Aceptó. Era el as en la manga que podía acercarle a su sueño de ser mago. "Si ves una oportunidad en la vida hay que aprovecharla. Es una oportunidad muy buena para poder abrirme camino en el mundo de la magia", explicaba, por vía telefónica, desde el hotel donde él y otros 81 aspirantes a las dos vacantes que quedaban para la casa de GH en Guadalix soñaban con volver a acceder a la casa en la que entraron, de manera escalonada, desde el domingo para compartir una experiencia inolvidable con otros 99 concursantes antes del estreno, el pasado martes, de la presente edición de Gran Hermano.
Fue una locura. "Estábamos 100 personas", explica, y para todos ellos, un único baño, una misma cocina y la misma ducha". "Me pasaba el día haciendo cola", recuerda. "Desde dentro", el paso por GH es "muy intenso". "Los días me parecían semanas" y "se te olvida que hay cámaras, incluso en el baño o en la ducha. Se te olvida por completo", afirma, aun siendo consciente de que "no viví al 100% la experiencia de GH" precisamente por el gran número de personas que había en la casa. De ahí que ayer le pidiese al público "confianza" y una oportunidad para regresar a la casa.
Se encontraba concentrado con los demás aspirantes en un hotel de las afueras de Madrid. Tras la gala del martes -que en A Estrada se siguió con especial interés- recuperó el móvil que le quitaron cuando le recogieron el domingo en el aeropuerto de Madrid. Pudo hablar con su familia y con su novia, a los que ha echado de menos pero de los que estaba dispuesto a vivir separado tres meses en aras de un futuro mejor.
Optimista empedernido, admite: "siempre pienso en lo mejor". Y, en este caso, se mostraba convencido de que si el público le avalaba para entrar en GH estaría en la final. Mientras que los perfiles de las personas que ya estaban en la casa son similares a otros de ediciones anteriores o de otros personajes de Telecinco, entendía que el suyo podía sorprender al gran público. "Soy una persona muy tranquila.No me pasaría el día dando gritos para que me pongan las cámaras sino que intentaría dar solución a lo que ocurra razonando, buscándole solución como en la vida real", afirma. De los actuales concursantes, le cae especialmente bien "la chica gallega, Miriam". "No sé si es porque es de la tierra", sonríe. No se atreve a decir quién va a ganar. Pero s ítiene claro quién no lo va a hacer. "Yolanda es un perfil fotocopia de otros personajes de Telecinco. Va a salir de las primeras", razona.
Tras dos días muy intensos en GH, había aprovechado las últimas horas para recargar las pilas. Los 20 kilos de equipaje máximo de la maleta tampoco dan para mucho por lo que no ha podido llevarse muchas de las cosas que utiliza como mago. Pero, como les dieron tiempo libre, en lugar de quedarse en el hotel donde estaban hospedados los concursantes que esperaban alcanzar anoche una de las dos plazas aun vacantes haciendo "conjeturas", prefirió "estar tranquilo". Para ello, optó por pasear por la capital de España y, por supuesto, por ir a una tienda de magia.
Solo que allí no había la varita que buscaba: la que tenía el público desde sus casas. Votando a través de la web de Telecinco -en la http://www.telecinco.es/granhermano/interactividad/eliges-concurante-GH-Revolution_0_2438101046.html- podía sacarse el mejor as de la manga y darle a Manu Carbón el billete para el viaje de su vida en busca de un premio económico que le brindase la estabilidad necesaria para poder dedicarse profesionalmente a ilusionar al público con sus mejores trucos de magia. Al cierre de esta edición, A Estrada seguía en vilo pendiente del futuro de su joven mago a través de la gala de Gran Hermano.
