El 24 de septiembre de 2012, hace casi cinco años, el entonces edil de Urbanismo de Lalín, Román Rodríguez, anunciaba la inmediatez de un convenio con Vila de Cruces -el pacto acabaría firmándose en enero de 2013- mediante el que se cedía al Museo da Minería de Fontao 300 piezas del geólogo holandés Jan Dirk Hilgen, valoradas en unos 40.000 euros. El material incluye microscopios, apuntes de Hilgen durante sus investigaciones desde finales de los años 50 y durante tres décadas en la Serra do Candán, amén de fotografías aéreas y numerosa correspondencia y bibliografía. Se pueden contemplar, también, láminas de las minas de Fontao. La exposición puede contemplarse en lo que era la antigua capilla del poblado minero de Fontao, y ahora los dos concellos implicados deben decidir si renuevan su estancia en tierras cruceñas. El regidor de Cruces, Jesús Otero, admite que por el momento no se han mantenido contactos con Lalín para abordar la prórroga del convenio, mientras que desde la capital dezana el concejal de Turismo, Francisco Vilariño, señala que se estudiará si se continúa adelante con el convenio o no, porque hay que tener en cuenta que este pacto lo firmó el anterior gobierno del PP.
Antes de ser entregadas al Museo da Minería, las piezas fueron inventariadas por el geógrafo Antonio Presas (que se encargó de un completo reportaje fotográfico) y por el entonces director del Museo da Minería, Diego Casal. Todo el material estaba guardado e n las dependencias de la antigua Aula de la UNED y, una vez trasladadas a Fontao Casal, a su marcha, constató mediante Presas y Daniel González Alén que todo el material estaba en buen estado.
Sin embargo, hay algunas trabas para la continuidad del convenio: las piezas se habían cedido para un museo y el de la Minería, pese a llevar tal nombre, no está catalogado ni como museo ni como colección visitable, puesto que estas clasificaciones no se tramitaron ante el gobierno autonómico, que debe concederlas mediante el Consello da Xunta. Tampoco se procedió a la catalogación de las piezas, por lo que no se puso en valor todo el legado del holandés, cuyas cenizas reposan desde 2004 en el Alto de San Benito.
