Un contrato fraudulento podría estar detrás de la agresión sufrida el miércoles por una ciudadana de nacionalidad marroquí afincada en Silleda. A.S., de 30 años, que sufrió heridas de navaja en la barriga y en un brazo, recibió ayer el alta médica y se recupera en la casa de la calle Progreso que comparte con su hermana y su hija. Su presunto agresor, M.I., de 40 años y también marroquí, seguía ayer detenido a la espera de ser puesto a disposición judicial, previsiblemente a primera hora de la mañana de hoy. La Policía Judicial de la Guardia Civil lleva la investigación por tentativa de homicidio.

La relación entre el hombre, que vive con su mujer y sus tres hijos en A Estrada, y su compatriota afincada en Silleda comenzó cuando el primero le ofreció a la mujer -a la que conocía- un trabajo en un bar. Le conseguía el empleo a cambio de hacer el contrato a nombre de su esposa, que se encontraba en situación irregular y necesitaba acreditar un vínculo laboral para que no la expulsaran del país. El hombre sabía que A.S. tenía residencia legal en España -incluso llegó a recibir ayudas del Concello de Silleda- y que necesitaba un trabajo. Así que la mujer aceptó la propuesta de contrato fraudulento, de la que, supuestamente, su empleador -el dueño del establecimiento hostelero- no estaba al tanto.

Todo fue bien al principio, pues la trabajadora recibía el dinero de la nómina, pese a que estaba a nombre de la esposa de M.I. Quizás como parte del trato, éste llegó incluso a pagar en alguna ocasión el alquiler del piso de la calle Progreso de Silleda. Las cosas se empezaron a torcer cuando el ahora arrestado se quedó con parte del dinero. Harta de la situación a la que estaba siendo sometida, A.S. le advirtió de que, si no le pagaba lo que le correspondía por su trabajo en el bar, haría pública la irregularidad de su contratación.

Fue en ese contexto en el que se produjo la presunta agresión del pasado miércoles en el domicilio de la vecina de Silleda. El hombre le habría propinado sendos cortes con una navaja en la barriga y en un brazo, lo que obligó a hospitalizar a la víctima, si bien en ningún momento se temió por su vida dadas las características de las heridas. De hecho, tal como se contaba, A.S. fue dada de alta hospitalaria ayer por la mañana y regresó a su vivienda, en donde la aguardaban su hermana y su hija.

Estas dos jóvenes, que pasaron la noche de ayer en un hotel, no llegaron a estar bajo tutela de la Xunta de Galicia, como se había indicado en un primer momento, puesto que la hermana de A.S. había cumplido recientemente los 18 años y se hizo cargo de su sobrina, tal como acordó el juzgado. La chica mayor de edad acudió durante la mañana de ayer al domicilio familiar junto a otra persona -al parecer de servicios sociales- para proceder a la limpieza de la misma. Poco después llegó en taxi al portal del edificio la hermana mayor, procedente del Complexo Hospitalaria Universitario de Santiago (CHUS), según confirmaron a esta Redacción testigos presenciales.

Fuentes próximas al caso señalaron que la esposa de M.I. acudió ayer al cuartel de la Guardia Civil, supuestamente para prestar declaración. La familia recibió ayer atención de la sección local de Cáritas, organización de la que eran usuarios habituales. El hombre, que hace tiempo había desempeñado labores en el monte para madereros, trabajaba para una empresa dedicada a la distribución de pescado.