Operarios municipales de Lalín retomaron los trabajos de limpieza y drenaje superficial del regato Mosqueiros, en el lugar de A Laxe, en la parroquia de Bendoiro. En realidad, las actuaciones ya se habían iniciado en julio con la poda y tala de vegetación en el entorno y la retirada de algunos materiales en el cauce fluvial. Pero el grueso de las tareas se lleva a cabo ahora.

Las obras estarán terminadas en un par de días, aproximadamente, y consistirán en la limpieza manual de los márgenes del río, la roza de zarzas y la poda y apeo de los abedules que puedan interferir en las tareas. También se limpiará el lecho y se excavarán los márgenes fluviales para ampliar el cauce a cuatro metros de ancho y 1,02 de altura, con una pendiente de 45 grados. De esta manera, se obtendrá una sección media de paso de agua de 5,12 metros cuadrados, en una longitud aproximada de 75 metros aguas abajo del puente. Además, con la finalidad de evitar que la tierra removida termine en el agua se colocan balas de paja sujetas con estacas clavadas en el lecho a una profundidad mínima de un metro.

El acondicionamiento se desarrolla tras las arduas negociaciones llevadas a cabo desde la toma de posesión para obtener los pertinentes permisos de la Consellería de Medio Ambiente y, en concreto, de Augas de Galicia. El alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, y los concejales Celia Alonso (Medio Ambiente) y Miguel Medela (Rural) asistieron ayer al comienzo de las actuaciones, que permitirán dar respuesta a una de las grandes e históricas demandas de los vecinos.

La ejecución del proyecto servirá para evitar las crecidas del caudal en las épocas de lluvias, que provocaban inundaciones en fincas próximas, el acceso al lugar e incluso viviendas. Los desbordamientos constituían un serio problema para los habitantes de la zona sin que durante años se les diera solución desde el Concello. Es por ello que el cuatripartito se felicita por poder tomar las medidas necesarias y largamente reivindicadas para evitar un problema que cada invierno les ocasionaba numerosos inconvenientes y que no les dejaba dormir tranquilos cada vez que se producían precipitaciones, como reconocían los propios residentes a esta Redacción.