La crisis demográfica en Galicia es mucho más acusada en el interior y las comarcas pueden ser un ejemplo de lo que acontece en el territorio gallego, con las provincias de Lugo y Ourense como las más castigadas. Al margen de los movimientos migratorios, el saldo vegetativo es un indicador del relevo poblacional y en una década los fallecimientos en Deza y Tabeirós superan a los nacimientos en 5.363 casos.

En Lalín el saldo es negativo en 886 personas al sumar entre 2006 y 2016 un total de 1.620 nacimientos y 2.506 decesos. La proporción en A Estrada es de 1.650 y 3.100, arrojando así un saldo vegetativo negativo de 1.360. Este cómputo en Silleda es de 643 al sumar 710 nacimientos y 1.353 fallecidos. En Vila de Cruces la relación es de 344 y 996, mientras que en Rodeiro son 142 nacimientos y 576 decesos. En Dozón en la última década solo nacieron 40 niños y 211 ciudadanos dejaron de engrosar el censo por su fallecimiento. En lo que respecta a Forcarei su número de nuevos empadronados por nacimientos se fue hasta los 177 registros, pero los óbitos sumaron exactamente 753. Y, finalmente, en Cerdedo fallecieron exactamente 300 vecinos y solamente nacieron 67.