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El Pazo de Oca festeja el Sagrado Corazón

Miembros de la nobleza, el empresariado, la política y la cultura se dan cita en la casona para celebrar su día grande

Pablo de Hohenlohe y Medina y su esposa, María del Prado, tras la celebración de la misa en la capilla.

Los tapices con las iniciales de la Casa de Camarasa -antigua propietaria del inmueble, con anterioridad a los Medinaceli- luciendo en los balcones de la fachada principal y las banderas de Galicia, de España, del Ducado de Mecinaceli y de la Casa Segorbe ondeando en la cima de los cuatro mástiles de la torre eran señales inequívocas de que el Pazo de Oca estaba de celebración. Así fue ayer, jornada en la que festejó el Sagrado Corazón.

La salida del duque de Segorbe, Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, y de varios de sus familiares y allegados desde el interior del pazo hasta la capilla, utilizando la pasarela exterior que comunica ambos inmuebles, anunciaba el inminente comienzo de la misa, que se celebró con puntualidad, a la una y media de la tarde. Dentro del templo aguardaban ya los vecinos y demás invitados que participaron en los oficios religiosos, presididos por el arcipreste de Tabeirós y cura de A Estrada, José Antonio Ortigueira, acompañado de los párrocos de Oca y San Miguel de Castro, Fernando Ledo y José Madriñán, respectivamente.

La misa, que fue cantada por la Coral Pazo de Oca, incluyó la tradicional procesión, que discurrió en torno a las dos y cuarto de la tarde por la plaza y dio la vuelta en el crucero para regresar a la capilla, un recorrido que el duque presenció desde el balcón situado sobre la puerta del tempo, desde donde aprovechó para hacer fotografías con su teléfono móvil. El administrador del Pazo de Oca, el empresario estradense Gonzalo Figueiras, portó el estandarte de la Casa Medinaceli con el Sagrado Corazón, tarea que realiza desde hace 24 años. Tras él, en procesión, y sin que dejasen de sonar las campanas, desfiló una niña que realizó la Primera Comunión y su madre. A ellos le siguieron la imagen de la Virgen y las tallas de San Antonio y del Niño Jesús, que se guardan durante el año en la capilla y que en esta celebración son portadas por los vecinos.

En la comitiva religiosa participó también, como un vecino más, Pablo de Hohenlohe y Medina -sobrino del anfitrión-, su esposa, María del Prado, y sus dos hijas, además de los vecinos e invitados de la familia. Al término de la misa, estos últimos fueron pasando al interior del inmueble para disfrutar, en los jardines, de un aperitivo previo a la comida. Mientras los primeros comenzaban a llegar al puente del estanque, donde el personal del pazo había dispuesto, a la sombra de la parra, mesas con aperitivos y bebida, los miembros de la Coral Pazo de Oca eran recibidos a la entrada de la casona por el duque de Segorbe, que compartió también con ellos un tentempié.

Así fue que el anfitrión se unió más tarde al grupo de sus invitados, entre los que se encontraban personalidades del mundo de la nobleza, del empresariado, de la política y de la cultura, como Javier Cancio-Donlebún; el Marqués de Valladares, Ignacio Pérez-Blanco, y su esposa; el director del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, Eduardo Pardo de Guevara y Valdés; el piloto jubilado Enrique Marchesi; el cónsul Adriano Marqués de Magallanes; el dramaturgo catalán Albert Boadella; el artista Cándido Pazos; la senadora María Jesús Sáinz; el periodista Alberto Barciela; y Luis Hernando de Larramendi, consejero de Mapfre. La esposa del duque, la princesa María de la Gloria de Orleáns y Bragança, y la mujer de Pablo de Hohenlohe se sumaron más tarde a los aperitivos, que se prolongaron hasta las tres y media de la tarde.

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