El colegio Cristo Rey se ha convertido en un quebradero de cabeza para los vecinos de la Avenida Fernando Conde de A Estrada. Los propietarios de la zona llevan tiempo peleando con el gobierno municipal por el "abandono" al que consideran que se ven sometidos a pesar de ser una de las principales calles del casco urbano estradense. A los problemas con la traída, con el tráfico, con el alcantarillado y el aparcamiento se une además el estado en el que se encuentra el abandonado colegio de Cristo Rey. Los vecinos de la zona que va desde el concesionario de la Peugeot hasta la Porta do Sol llegaron incluso a recoger un gran número de firmas pidiendo la limpieza de este colegio y de sus instalaciones que presentaron por registro en el Concello. Su petición no obtuvo la respuesta esperada por parte del gobierno municipal.
Según explica uno de los vecinos, cuya casa se encuentra pegada al viejo colegio de Cristo Rey, los problemas vienen desde hace años pero ha sido en los últimos tres cuando la situación ha empeorado drásticamente. El motivo es el abandono total de las instalaciones por parte del propietario, lo que, unido a los oídos sordos por parte del Concello, han terminado por convertir la zona en peligroso foco en el que abundan las ratas. En el caso concreto de este vecino, vive una lucha diaria con las silvas que invaden su finca e incluso levantaron las uralitas de su cubierto, con una obra de reparación que tuvo que pagar de su bolsillo. Lo que más le preocupa son las grandes ratas que se encuentra cada poco en su finca, especialmente por tener niños pequeños en casa.
El propio vecino explica que se ha reunido con responsables municipales en más de una ocasión. En sus primeros encuentros desde el Concello destacaban la dificultada para encontrar al propietario de unas instalaciones que han pasado por diferentes manos en los últimos años. Entienden sin embargo que no debería ser una información difícil de averiguar para el Concello teniendo en cuenta que los propietarios pagarán impuestos. A Estrada carecía además de una ordenanza que permitiese actuar en caso de que los propietarios de las fincas no realizasen un debido cuidado. Esta ordenanza fue finalmente aprobada el pasado invierno. A pesar de ello, la pedida intervención sigue sin llegar.
