El estudio de Medio Ambiente maneja otro índice para analizar la presión del turismo: la intensidad de la demanda turística, es decir, el grado de ocupación de los establecimientos, relacionando el número de pernoctaciones con la superficie del territorio. Las comarcas aún acusan los efectos de la crisis y la influencia de Santiago y Ourense: en 2011 se contabilizaban 84 pernoctaciones por kilómetro cuadrado, que en 2013 bajaron a las 61 y en 2015 vuelven a descender a las 54. Pero hay un dato positivo: Deza y Tabeirós consiguieron que la mayor parte de sus turistas vuelvan a ser no de Galicia, sino foráneos (en 2011 se contaban 42 pernoctaciones por kilómetro cuadrado, que en 2013 cayeron a las 18 y en 2015 llegan a las 32). La intensidad de demanda turística de la zona es similar a la de comarcas vecinas como O Ribeiro, la Ribeira Sacra y Lugo-Terra Cha. Conviene mejorar las cifras ya que, como indica la propia Xunta, un turismo sostenible puede, además de generar empleo, contribuir "a la fijación de población en los núcleos interiores vinculados al patrimonio rural".

De nuevo, es la Ría de Arousa la que lidera la intensidad de la demanda turística en Galicia, con una demanda de 2.876 pernoctaciones/km2 (1.865 se corresponden con residentes fuera de Galicia), seguida por A Coruña y As Mariñas, con 1.249 (899 de no gallegos) y Ría de Vigo y Baixo Miño, con 724 (498 de foráneos).