El escritor y activista lalinense Ramón Rodríguez Taboada, conocido como Moncho Nela, falleció ayer en su casa de la calle Rosalía de Castro a los 66 años de edad. El polígrafo dezano, que vivía a caballo entre su casa del barrio vigués de O Calvario y la vivienda familiar de la cabecera comarcal dezana, llevaba varios meses residiendo en su tierra natal donde pasaba largas temporadas en compañía de sus familiares. Sus restos mortales serán inhumados esta tarde, a partir de las 17.00 horas, en el cementerio municipal de A Romea tras una sencilla ceremonia civil.

Moncho Nela fue uno de los grandes dinamizadores de la vida cultural y política de Lalín desde que el 6 de octubre de 1976 la Asociación Cultural Deza fuera inscrita en el Registro Civil. En su acta fundacional, junto a Moncho Nela, aparecen Florentino Cacheda, Javier Navaza, Damián Alonso, Victorino Gutiérrez, Jaime Aller, Ricardo Vidal, Jesús Vázquez y Mariano Facal. Esto sucedía en el marco de la transición política, cuando la única posibilidad que ofrecía la legalidad de la época era poner en marcha un colectivo cultural al amparo de la Ley de Asociaciones de 1964. La asociación cuyo primer presidente fue el propio Nela organizó la pionera Feira do Libro Galego en Lalín en 1976. El evento contó con la participación de figuras de la literatura contemporánea gallega como Bernardino Graña, Manuel María o el actual presidente de la Real Academia Galega, Víctor Freixanes.

Ramón Rodríguez también destacó por su compromiso social y político en los albores de la democracia. En los años 70 militó en la extinta Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), formación de ideología maoísta, y participó en las concentraciones por las expropiaciones del embalse de Portodemouros. Tras una breve etapa socialista, Moncho Nela formó parte de los colaboradores de la Comisión Anti-OTAN de Lalín y se integró en la candidatura de la Coordinadora Alternativa de Lalín (CAL) que se presentó a las municipales del 83.

Ferviente admirador del poeta, dramaturgo, ensayista y pensador Agustín García Calvo, Moncho Nela le rindió un sentido homenaje en el año 2014 leyendo algunos de los textos del autor zamorano en los salones del Café de Mili. Nela, que se definía como "un apasionado de la vida", también aprovechaba su paso por Lalín para presentar algunas de sus obras, como sucedió hace tres años con el acto que tuvo lugar en el Casino de Lalín con su ópera prima poética Entre vislumbres y desencantos.

Legado póstumo

La muerte sorprendió a Moncho Nela poniendo en marcha una iniciativa ciudadana en Lalín, que de llegar a buen puerto se convertirá en su legado póstumo. Se trata de la creación de una nueva asociación para la defensa y dinamización de uno de los rincones favoritos del polígrafo: El Paseo do Pontiñas. El escritor lalinense todavía no había encontrado el nombre idóneo para este nuevo colectivo, aunque aseguraba el mes pasado a FARO DE VIGO que le gustaba "el que tiene la Asociación Vaipolorío de Pontevedra, pero ese ya lo tienen ellos". Nela llevaba semanas haciendo un sondeo para saber con cuánta gente podría contar en la creación de esta asociación. Sólo falta que alguien recoja su testigo para echarla a andar.